"Secreto" III



Mercio López.

Secreto, aprendió muy pronto que al señor Mercio López, no sería fácil arrancarlo de su vida, se aferraba con uñas y dientes a las cosas que escuchaba de la boca de la vieja Yaya, la institutriz sabia de las jovencitas de la residencia y que lo curaba todo con oraciones y yerbas, fue la que curó las piernas a la señorita Sagrario que ni los médicos neoyorquinos pudieron y los ojos de pescao al jardinero y hasta la culebrilla al señor Mercio Lopez . Estas palabras y otras muchos se quedaron grabadas para siempre en su alma de niña abandonada y preguntona que siempre fue, aunque no eran dirigidas a ella, ella se las robaba y las encerraba en su reservorio de verdades.
- "Eres tú quien decide cómo te dañará lo que suceda fuera de ti, aprendetelo bien, jovencita, te hará falta".
 Cuando escuchaba esta sentencia de la sabia mujer, pensaba en ella, en Secreto, si, ella misma, quien lo iba a necesitar más que las niñas de la casa por muchas razones que se apiñaban en su mente y lo aprendió de memoria, aunque, fue algunos años después que logro entenderlo bien, aunque siempre la acompañó y se lo repetían al oído.
- Tu vida no será un cuento de hadas.
 Por esos días empezaron a salirle las alitas en las espaldas, dos cargadas de plumas que muy pocos verían pero ella sabía muy bien que ahí estaban, además que le serán muy útiles cuando estuviera en apuros.
 Se acostumbró a pensarlo con su primer apellido, así siempre Mercio López, lo del Arrabal, lo omitía imitando a la familia. Era un ser si no malvado, más bien un infeliz, mal pensado y fanático. El pobre había quedado viudo con cuatro hijas, nunca más se le conoció mujer, aunque seguro hubo alguna, no parecía un hombre que renunciara a los placeres de la vida, ella bien lo sabía. Los sentimientos hacia él eran raros, inexplicables, llegó a sentir lástima del hombre que la abusaba y la maltrataba con las palabras más duras dichas a una chiquilla que se podía decir no las entendía en su justo significado. Sería más tarde en la Universidad cuando era una estudiante destacada de Filología que supo descifrar los calificativos del amo de la casa porque aunque transcurre todo lo narrado en el siglo de las tecnologías, siglo XXI, su personalidad torcida lo mantenía en una especie de ostracismo voluntario.
Decía que llego a sentir pena por su victimario y se puso en el lugar de las víctimas del mal de Estocolmo, seguro que ahora hasta trataría de comprenderlo y se hubiera ahorrado el odio que abrigo  durante algunos años en su corazón, es cierto le quedaron  algunas cicatrices pero su alma grande  aprendió a volar, a  remontar el vuelo y a encontrar refugio y se salva. La de Mercio Lopez, vagara buscando a quienes no difieran de él en nada, perfecto, incorruptible, hipócrita y mentiroso, sus mejores calificativos.

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