Gracias, Oscar Pérez, por ser un hombre del milenio, que nos has demostrado que los avances tecnológicos van mas allá de un selfie


Ayer mientras veía morir al venezolano Oscar Pérez y a sus hombres pasaron muchas cosas por mi mente, viajé a mi isla y quise recordar la Odisea de más de 50 años en dictadura  y a tantos cubanos que tuvieron un día como el de ayer, murieron solos, nadie lo denunció, nadie lo supo, sólo por hacer la referencia a un día nefasto más de una dictadura, uno más y la  muerte acechando, cruel, violenta barbarie de los asesinos. No pude evitarlo y acudieron nombres de cubanos que también fueron victimas de  crímenes de guerra, murieron impunemente, sólo porque sus verdugos ostentaban el poder y pensé en Pedro Luis Boitel y en los que cazaron en las montañas donde se alzaron por los años 60 y 70 , nuestros hermanos, nadie escuchaba, nos acostumbramos a decir y tristemente y se convirtió en una gran verdad.



 Los tiempos cambian, hoy en los albores de una nueva era, las redes sociales han hecho el milagro, los vimos morir, los crímenes son los mismos, sólo que cuando les tocó a los nuestros nadie escuchaba, ahora el mundo lo ve todo, lo escucha, lo sufre en carne propia. No son los superhéroes de las películas son hombres de carne y hueso, con sentimientos, emociones, hijos, madres, esposas que no quieren vivir condenados a la miseria y el cautiverio que les ofrecen una pandilla de delincuentes, narcotraficantes, odiadores de la Humanidad.


Vimos a estos hombres acorralados, con temor por sus vidas, así de simple tan humano y tan real. No fue una victoria para los verdugos, fue una derrota, ante el planeta quedaron como unos brutales asesinos, despiadados, que no respetan ni la vida ni la muerte¿ A quienes convencerán que eran  terroristas? No sólo el mundo lo vio, lo condenó y conoció de la vileza de los asesinos.

A los que creemos en la libertad, la justicia y la democracia nos produjo un dolor muy grande, a otros algunas burla y criticas a los valientes, José Marti los llamaría sietemesinos de alma.



Alguien se mofaba del horrendo episodio, mas horrendo en la medida que se volvia a cada instante mas real, mas cruel ante los ojos del mundo y en su burla desvergonzada llego a decir que los cubanos del exilio lo lloramos por falta de héroes, blasfemia y mala leche. El sarcasmo y la burla no suelen ser muy edificantes y no digo que no lo sean para determinados momentos, pero no para estos, donde los avances de la humanidad nos muestran que no solo sirven para el selfie, allá algunos que solo le dan ese uso, también sirven para desenmascarar a los dictadores , a los asesinos a sangre fría y ver de cerca como mueren los valientes.

Gracias, Oscar Pérez, por ser un hombre del milenio, que nos has demostrado que los avances tecnológicos van mas allá de un selfie

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