Un merecido recordatorio a Julian del Casal (1863-1893)
Hay seres que llegan al mundo
predestinados a la tristeza y a la soledad, entonces al nacer la vida los
premia con algo que los haga diferentes, a Julián del Casal le regalaron la
poesía, fue su fiel aliada. La suerte no fue su mejor amiga, le preguntaba al
creador ¿Por qué me has hecho Dios mío mi alma tan triste?
El momento histórico que marcó
su existencia no fue el mejor para su alma de poeta, comienzos y finales de
siglo, nacía una nueva forma de decir, se anunciaban los mundos exóticos del
modernismo, la Paz del Zanjón y la guerra del 95….así transcurrieron sus años
de juventud y su vida... murió cuando debía comenzar. Le toco una sociedad
esclava sin ideales ni orientaciones, traía trazada la ruta de su destino
marcado por la fatalidad.
El desaliento, el país agotado
ya, los fuegos de la rebeldía apagados, sólo dos caminos, el de Martí titánico
y el de muchos, perder la fe, la esperanza, tal vez nuestro poeta se alió a
estos últimos, se sentía como muchos poetas de su época maldito, no podía
escapar a su mundo, a su continuidad.
Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
Las vidrieras de múltiples colores,
Los tapices pintados de oro y flores
Y las brillantes lunas venecianas.
Amo también las bellas castellanas,
La canción de los viejos trovadores,
Los árabes corceles voladores,
Las flébiles baladas alemanas;
El rico piano de marfil sonoro,
El sonido del cuerno en la espesura,
Del pebetero la fragante esencia,
Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia.
Julián del Casal
Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
Las vidrieras de múltiples colores,
Los tapices pintados de oro y flores
Y las brillantes lunas venecianas.
Amo también las bellas castellanas,
La canción de los viejos trovadores,
Los árabes corceles voladores,
Las flébiles baladas alemanas;
El rico piano de marfil sonoro,
El sonido del cuerno en la espesura,
Del pebetero la fragante esencia,
Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia.
Julián del Casal
Si Baudelaire fue el místico
desesperado del siglo XIX, creía que el hombre era un ser creado para el mal,
condenados por la eternidad al fuego eterno más bien un títere del diablo a
quien llega a implorarle porque la divinidad no parece responderle ,nuestro
poeta comparte con él ciertas ideas estéticas pero no ve la maldad del hombre
como el francés, pero odia la miseria que pesa sobre la humanidad es un gran
observador y descubre las lacras del mundo colonial en que vive y llega a odiar
todo lo que le rodea. Vive pobremente en La Habana, se gana la vida como
funcionario del Ministerio de Hacienda y escribe en un periódico de la época,
cronista de La Habana desde donde fustigó muchas veces los vicios y
desafueros de la sociedad cubana de su época.
Como dice Mirta Aguirre: “No
le faltó a Casal la comprensión de los males que aquejaban a la sociedad cubana
y si bien no alzó nunca “la alta espada del canto” para atacarlos, supo
denunciar en su prosa aguda las miserias de su existencia y satirizar con
frases irónicas y lapidarías los aspectos de decadencia de la aristocracia
colonial, cuya disolución predice,
”La antigua nobleza de Cuba,
compuesta de familias cubanas, está condenada desde hace algún tiempo, ya por
su posición actual por razones políticas ver elevarse al lado suyo otra
nobleza, formada de ricos burgueses, sin más título que su fortuna, salvo
honrosas excepciones.”
Otro ejemplo de una de sus
crónicas es esta estampa de Ricardo del Monte:
“los burócratas…los
aventureros, dónde desaguan las inmundicias humanas de la civilización europea,
donde medran los contrabandistas de zarpas leoninas y de almas bituminosas,
donde imperan los mercaderes de vientres paquidérmicas y de rostros farisaicos,
donde el azúcar, el guano, las pieles o la manteca de cerdo se cotizan más alto
que el mejor poema, el mejor cuadro, la mejor estatua o la mejor sinfonía,”,
La miseria moral puede
apreciarse:
“en la posición falsa de
nuestros grandes hombres que se asfixian por regla general, en las cloacas del
foro, en el ambiente de los hospitales o en los páramos del periodismo
político; en la de los jóvenes literatos que, por librar míseramente la
subsistencia, se ven obligados a cultivar, desoyendo las voces de las sagradas
aspiraciones, un género bastardo de literatura, consagrado a los actos privados
de nobles decrépitos y hasta de tahúres enriquecidos en los garitos
financieros…”
El conocía nuestro dilema...
no se hacía ilusiones en las conocía y las denunciaba en sus crónicas, su
poesía iría por el camino de la belleza, utilizo su verso para buscarla y ese
será otro tema; su poesía .Ahora nos interesa este Julián del Casal que vio la
verdad desnuda de nuestra patria, el vio “las innumerables fuerzas latentes que
con empuje formidable nos arrastran diariamente hacia la sombra, hacia la
barbarie….vio a las dos potencias repartirse la isla. Una con “plumaje negro,
otra de plumaje aureo”no puede acusársele de indiferente cuando lloró en sus
crónicas la muerte de los ocho estudiantes de medicina, fusilados criminalmente
el 27 de noviembre de 1871…”oyendo sus gritos de inocentes, mezclados a los
golpes estridentes del látigo que suena todavía...”También exalto el valor de
los héroes del 95 y si es muy conocida su poesía “A un héroe ‘, dedicada a
Antonio Maceo.
No le faltó el conocimiento ni
la comprensión del problema de la patria, le falto la fuerza física y el
entusiasmo, para luchar contra lo que el llamo “miseria helada, eclipse de
ideales/cadenas de oprobiosa servidumbre...”
Su destino lo convirtió
siempre en víctima, fue un niño condenado por la orfandad, un joven enfermo que
como le dijera Rubén Darío cuando lo conoció “Tú cultivas tus penas”
Su vida termino trágicamente
muy joven. El mismo escribió su epitafio:
‘Amo solo en el mundo la
Belleza
¡Que encuentre ahora la Verdad
su alma!”
georgina miguez lima ©.
Comentarios
Publicar un comentario