Alguien tendría que decirlo. . .


Pablo, querido Pablo, porque sí, porque le ha dicho a Edmundo García lo que muchos cubanos de Miami hemos sentido y no hemos sabido hacerlo y él ha venido a decírselo, que digan lo que digan, me gustó mucho que lo hiciera porque esta caricatura del castrismo no podrá engañar a muchos después de estas palabras arrojadas a la cara con el lenguaje adecuado para calificar a tan mezquino contrincante, siempre habrá unos cuantos que quieran dejarse embutir por este periodista amarillento y servil, ni los de Cuba, que los hay muy buenos aunque hayan puesto su pluma al servicio de la dictadura, ninguno es tan fariseo como éste que viene al templo a dejar su veneno, los de allá algún día serán juzgados por un tribunal de la historia de los pueblos pero a este Edmundo García hay que pasarle la cuenta ya, vino al corazón de la Cuba errante, de la Cuba que se acurrucó en Miami, para desde el lugar más próximo mirar a su isla y enviarle un beso cada mañana aunque sepan que el retorno para algunos será imposible ya.
 En Cuba y en el exilio reciente hay muchos Pablos que un día creyeron en la triunfante revolución que asombró al mundo y en sus líderes, no es un secreto aunque ahora muchos lo nieguen  y me pregunto si aquí los reciben, los llevan a la TV  y les pagan ¿Por qué ese afán en pasarle al cantautor la cuenta de muchos? Seria larga la lista de nombres de cubanos pero no quiero ser revanchista, quiero dejar los odios a un lado, bastante me enseñaron a hacerlo, a tener enemigos escogidos por ellos, a ver en el capitalismo la fuente de todos los males del hombre, quiero ser libre y que nadie me escoja nunca más, “never more”, para decirlo como Alan Poe, a quienes debo odiar.  


georgina miguez lima ©.

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