Cartas portuguesas...Puros sollozos convertidos en arte puro.





Siempre me ha gustado leer cartas, lo mismo de personalidades que de familiares, sobre todo si fueron escritas para no ser publicadas, porque son auténticas, quien las escribe es libre de expresar lo que siente en esos momentos, en las cartas nos desbordamos y nos entregamos; no nos escondemos, estamos ahí, porque una carta privada es un estado de ánimo y los estados de ánimo suelen ser pasajeros, esto crea alrededor del género epistolar toda una atmósfera porque vamos detrás de la intimidad de una persona , la carta aspira a ser diálogo entonces nos da a conocer a la otra persona a que va dirigida, es un personaje que debemos tener presente constantemente y sin querer vamos conformando la escena a un drama, en forma de monólogo y nos quedamos en suspenso esperando las respuestas del otro protagonista.

 En las cartas portuguesas, su autora es tan íntima, tan real  que deja al desnudo su alma, estupendas las cartas de la monja que rompe sus esquemas y enciende la llama divina del amor carnal, olvidando las privaciones que aprendió en el convento, es una mujer enamorada y despechada la que se asoma en sus cartas y no se esconde. No sabía la religiosa que sus cartas serán leídas por muchos a través del tiempo, no caerían en el olvido porque el tema es eterno como la necesidad de buscar a Dios, ella se encontró el amor terrenal y no se sintió culpable, no se arrepintió ni pidió perdón, eso lo que la hace diferente, apasionada mujer que desafío a su tiempo, al mundo cerrado y oscuro de los conventos.

Las Cartas Portuguesas, expresión del amor mundano, escritas por una monja, tal vez no fueron muy conocidas durante algún tiempo pero cuentan una historia de amor apasionante para la época y también por los protagonistas. La historia ocurre a mediados del siglo XVII, los protagonistas una monja portuguesa franciscana llamada Mariana Alcanforado del convento de La Concepción, en  Beja, ciudad fronteriza con Portugal y Noel Botón Chamily, oficial del ejército francés, tuvieron una relación amorosa turbulenta, sólo hay que imaginar todos los obstáculos a vencer para llevar a cabo el romance, Ella estaba en su convento y él acampaba cerca con el ejército francés, los amores culminan apasionadamente y ella con mucha valentía enfrenta todos los riesgos, pero la relación termina, cuando el oficial francés regresa a Francia. ¿Quién podía pensar que en el siglo XVII, defensor de la razón y en los umbrales del racionalismo del siglo XVIII, se escribieran las cartas más apasionadas de amor escritas que conserva la literatura europea? Su autora una monja portuguesa, Mariana Alcanforado que nació en 1640 y murió a los 83 años, lo que probó, ya desde entonces que no siempre se muere de amor.

 En esa época, era  frecuente la lectura y divulgación por amantes poco escrupulosos de las cartas de amor y eso es lo que hace este oficial. Comenzaron a hacerse famosas y desde luego llego al oído de ella y es cuando escribe las cinco famosas; su respuesta a tan degradante acción. Fueron consideradas como obras maestras de la literatura amorosa ¿Qué le dan ese valor? El valor está en la redacción de éstas,  el sabor de revelación íntima,  donde aflora el mundo oscuro del espíritu, el coraje con que defendió su derecho a amar, los rasgos sicológicos de los amantes, en fin este amor irracional y contradictorio, como es el verdadero de lo contrario no lo sería.

Quedamos perplejos ante la riqueza de expresión, la multiplicidad de hechos: celos, odios crímenes pasionales y soberbia. Ella no se amilana y no se arrepiente de haberlo amado, siente su grandeza moral frente a él y le dice en una de sus cartas:

“Me gusta todo lo que hice por ti, contra todas las reglas del decoro. Aquí no había visto sino gente adusta, me tuvieron encerrada en este convento desde que era casi una niña”.
 Ella siente que su vida se transformó con este amor, no importa lo que ha perdido, incluyéndolo a él, ella lo amó con un amor exclusivo y lo hace con coraje, quiere defender la felicidad y verla en la tranquilidad del convento. Y sigue diciéndole:

“Agradezco desde el fondo de mi corazón la desesperación que me causas y aborrezco la tranquilidad en que vivía antes de conocerte”

 Ella entendió su locura de amor, ya no quería el amor cobarde de él pero al que ella sentía, no quería renunciar. Él era un ser mediocre que nunca supo entender y disfrutar del amor de esta mujer inteligente, hermosa y sensible. Lo único que aportó a esta historia el señor Chamily fue su vanidad y su arrogancia ya que sin ellas esta historia no fuera conocida....fue su único mérito, si cabe alguno.
Ella sigue diciendo:

 ‘Aborrezco todo lo que tengo que hacer y que asistir por obligaciones amor debe centrarse en la esencia de la persona.¨

Son cartas poéticas pero cerebrales y contradictorias escritas con pasión por una inteligente mujer. 

 “Me duele más olvidarlo que amarlo sin esperanzas”

 No le teme al castigo de Dios o del Diablo.

Hermosas cartas que debemos leer por lo menos una vez en la vida para conocer de este amor, de la monja Mariana Alcanforado que más que defender una relación, con una     
persona que no la merecía, defendió el amor, su derecho a amar. No importa si no la corresponde, esa pasión es de ella, le pertenecía  y nadie podrá quitársela...

 “Soy más dichosa que vos, puesto que amo.” 

  georgina miguez lima ©.

Comentarios

  1. Querida Georgina, obrigada por dares a conhecer estas "cartas portuguesas", fiquei cheia de curiosidade para ler. De facto as cartas são desabafos que têm como destino um destinatório ou por vezes apenas têm como função libertar, através da escrita, o espírito e o coração.

    Tem um excelente fim de semana
    beijos
    oa.s

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  2. Gracias Gini por darnos a conocer el amor de esta mujer qué en ese tiempo lleno de tabúes se entregó al amor, supuetsamente vedado para ella. Me encantó....sublime el momento qué escribe, Soy más dichosa qué vos, puesto qué amo...Un abrazo.

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