Ernest Hemingway. Discurso de aceptación al Premio Nobel de Literatura 1954.

Casi todo lo absurdo de nuestra conducta 
es resultado de imitar a aquellos
 a los que no podemos parecernos.
Samuel Johnson

El artista no debe pedir prestado su arte, caben las influencias generacionales, las ideologías y filosofías heredadas y aceptadas por el creador. La creación ha de ser un parto, el momento único en que el artista entra en una rara sintonía con el Universo y nos regala su obra, quien no lo sienta así, no tendrá el sello que lo hace único e irrepetible. georgina migue-lima.

 En las breves palabras de Ernesto Hemingway en su discurso de agradecimiento por el premio Nobel de Literatura, hay toda una lección para aquellos que forman parte de la cofradía de almas privilegiadas con el don  de las musas, hijas de Zeus consideradas diosas de las artes,eran divinidades femeninas que inspiraban a los filósofos y a los poetas de la Antigüedad.  Aquí las presento, aunque mitológicas, se quedaron para siempre en nuestro subconsciente, por ser una obra maestra de la poesia que nos hace sentir al arte como algo divino, en manos femeninas, por cierto.

Calíope, musa de la poesía épica, madre de Orfeo.
Clío, musa de la historia.
Euterpe, musa de la música de flauta.
Terpsícore, musa de la danza.
Erato, musa de la poesía lírica.
Melpómene, musa de la tragedia.
Talía, musa de la comedia.
Polimnia, musa de la danza o la geometría. 
Urania, musa de la astronomía.

Discurso durante la entrega del premio al gran escritor que vivió muchos años entre nosotros y allá, en la Iglesia de la Caridad Cobre, patrona de Cuba, se guarda su medalla, quiso regalárnosla a nosotros los cubanos, gracias por el gesto, siempre lo recordaremos.

Texto del discurso:

 “Carente de toda habilidad para pronunciar discursos y sin ningún dominio de la oratoria o la retórica, agradezco a los administradores de la generosidad de Alfred Nobel por este Premio.
Ningún escritor que conoce los grandes escritores que no recibieron el Premio puede aceptarlo a no ser con humildad.
No es necesario hacer una lista de estos escritores. Todos los aquí presentes puede hacer su propia lista de acuerdo a su conocimiento y conciencia.
Me resultaría imposible pedir al Embajador de mi país que lea un discurso en el cual un escritor diga todas las cosas que están en su corazón. Las cosas que un hombre escribe pueden no ser inmediatamente perceptibles, y en esto algunas veces es afortunado; pero eventualmente se vuelven claras y por estas y por el grado de alquimia que posea, perdurará o será olvidado.
Escribir al mejor nivel, es una vida solitaria. Organizaciones para escritores mitigan la soledad del escritor, pero dudo que mejoren su escritura. Crece en estatura pública a medida que se despoja de su soledad y a menudo su trabajo se deteriora. Debido a que realiza su trabajo en soledad y si es un escritor suficientemente bueno cada día deberá enfrentarse a la eternidad o a su ausencia.
Cada libro, para un escritor auténtico, deberá ser un nuevo comienzo donde intentará nuevamente alcanzar algo que está más allá de su alcance. Siempre deberá intentar lograr algo que nunca ha sido hecho o que otros han intentado y han fracasado. Entonces algunas veces -con gran suerte- tendrá éxito.
Cuán fácil resultaría escribir literatura si tan sólo fuera necesario escribir de otra manera lo que ya ha sido bien escrito. Debido a que hemos tenido tantos buenos escritores en el pasado es que un escritor se ve forzado a ir más allá de sus límites, allá donde nadie puede ayudarlo.
Como escritor he hablado demasiado. Un escritor debe escribir lo que tiene que decir y no decirlo. Nuevamente les agradezco"


Comentarios

  1. ANTE LA CARTA QUE HE LEIDO, MUY BIEN SELECCIONADA POR NUESTRA GINI....ME ATREVO A AGREGAR ESTO....(NO SE GINI ME REGAñARA!!!!!)

    “Ante un gigante con barba” o “Un bello momento en mi vida”

    (María Á. Miró….2003)
    ... Quizás no me crean..yo tenia alrededor de 10 u 11 años...


    Pues sí, mi padre me entregó aquel libro…recuerdo que lo vi muy pequeño; pero me dijo:
    --- Léelo, hija, sé que te va a gustar ---.

    ........
    Lo leí muy rápido (era más corto y fácil que los Versos Libres , yo ya me sabía algunos de memoria, para recitárselos después a mi héroe, cuando llegase el sábado).


    Me fui para la barra, al lado de mi padre había un señor; pero les digo, era de temer; por su estatura, al lado de la mía, me asustaba. Papy me dijo que ese señor quería hablar conmigo…(¡Dios mío, ¿ese monstruo?...yo le daba, creo, por sus rodillas…si acaso!).
    --- ¿Leíste el libro que tu papá te llevó? --- me dijo, en un hablar para mí, muy raro.
    --- Sí, lo leí ---
    --- ¿Te gustó?---
    --- Solo un poco ---
    --- ¿Por qué “solo un poco”? ---
    --- Porque me gustan más otros libros ---
    --- ¿Qué te interesó de él? ---
    --- Mire, señor, me parece que el escritor quería decir más; pero no lo hizo. ---
    --- ¿ Por qué dices eso? ---
    --- Pues, porque dejar a un pobre viejo muerto, después de luchar tanto, no deben hacerlo los escritores. ---
    --- Y, ¿qué deben hacer los escritores? ---
    --- Deben no matar lo bueno; claro que yo sé que Manolín, sí será capaz de lograrlo, y no dejará que los tiburones vuelvan a hacer lo mismo. Pero mire, si Ud. conoce al escritor del “librito”, le dice que termine la historia con lo que Manolín hará, ya que es una lástima que no tenga un final. No, le juro, que no lo terminó; dígale que todas las historias tienen un final, y a él se le olvidó; yo sí entendí el “librito”; pero que escriba claro, porque mi cabeza se volvió loca pensando tanto… qué era bueno, y qué era malo…aunque el “librito” me gusto un poco; ( ese día que lo terminé de leer, no permití que Taty, mi hermana, me gritara) ---
    Aquel señor me cargó, me alzó como una plumita de paloma, y me dijo:
    --- Yo soy el que escribió el “librito” que leíste. ---
    --- ¡Qué bien! Entonces, tú lo puedes continuar, por favor! --- Así serán todos felices… y Santiago no tendrá que morir. ---
    --- Es que hay cosas que no se pueden cambiar, aunque uno lo desee. ---
    --- Sí, ahí le doy la razón. (Recordé a mamy, a mi hermana, a mi padre).
    --- ¿Me puede Ud. bajar ya al piso? ---
    --- ¡Claro! ---
    --- No esté triste por lo que le dije. Usted escribe, y yo también; además, si es amigo de papy, ya es mi amigo también. Un día le enseñaré lo que escribo, y verá que nunca “mato” a nadie. Pero mire, aquí conmigo tengo su “librito”; y como ya lo conocí, lo voy a volver a leer, y le diré más cosas bonitas de él.
    Ya en el piso, le pedí permiso a mi papá para ir a la mesa. Y me fui rápido, y lejos de aquel “gigante con barba espesa, y manos duras”.
    Lo vi partir de la barra, y se acercó a nuestra mesa…y bien recuerdo sus palabras:
    --- Te felicito, y te doy las gracias por leer mi libro, que hoy lo has hecho más valioso. Un día, te prometo, leeré lo que escribes, y aprenderé a no “matar” a nadie.
    Se fue el “gigante con barba melenuda”. Comimos. Pero yo, en mi niñez inocente, me sentí nostálgica…no sé qué me pasó; pero esa ternura de un “extraño”, jamás la había sentido (Él no era el “gigante” de Pulgarcito).
    Salimos de “El Floridita”, mi hermana, papy y yo. En mis manos estaba el “mi patria); pero de él solo había una dura cara, en su memoria. Sentí lo vivido cuando niña librito”, titulado “El viejo y el mar”.

    Abandoné mi país, Cuba. En el primer viaje que di de visita, fui a “El Floridita”; lloré cuando vi al “gigante”(quizás todos pensaban que lloraba por el regreso a mi pais), me evadí de todo por un momento; pero tal vez un bello pez, me secó mis lágrimas.

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  2. muy bello como siempre Maria tu comentario ahora con esta bella anecdota preciosa, gracias por compartila aqui en mi blog, un abrazo.

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