De Johannes Gutenberg a Steve Jobs.

"Las grandes almas que la muerte ausenta,
 Cuando una fuerza irrevocable huye la hora"
Francisco de Quevedo.

¿Qué sentirían los hombres de la Edad Media cuando los libros dejaron de ser manuscritos por  monjes y frailes en los conventos y de uso exclusivo de unos cuantos y pasados por el ojo de la aguja de la Iglesia? Estoy segura que en ese mundo cerrado de mediados de 1400  en la aldea hubo muchos que festejaron.
La sociedad humana había agrandado los límites de la aldea, un incansable inventor, nacido en Alemania, Maguncia, Johannes Gutenberg (Johannes Gensfleich Gutenberg) 1399-1468,  inventor de la imprenta, había puesto en sus manos un gran descubrimiento, ahora tendrían un arma poderosa para combatir la ignorancia y  la incomunicación, dos plagas que asolaban por aquellos mundos, terribles para el desarrollo humano, ni la peste cargó con más víctimas que estas dos juntas.
Hay hombres que llegan con el símbolo de la genialidad en la frente, son pocos, los que por el mundo han sido pero abarcan con su magia y encantamiento a toda la Humanidad, no importa la brevedad de su paso por la tierra porque son infinitos, se incrustan para siempre en el la historia y su aporte es eterno en la escala del desarrollo van dejado sus huellas para siempre, sin retrocesos el mundo gira y gira con más fuerza porque ellos lo impulsan, porque existieron y seguirán existiendo infinitamente.
Steve Paul Jobs, San Francisco, California (1955-2011) es uno de ellos, creó el Apple, maravillosa manzana que en sus manos no fue más el fruto prohibido, la sentó a la mesa de muchos hogares, la computadora se hizo doméstica y al alcance de una buena parte de la sociedad. Redujo su empresa a dos funcionarios y la convirtió en un colosal gigante de su mundo real distorsionado, como un mago adivino los gustos de todos y con la sencillez de los grandes, con su atuendo deportivo atraía a su audiencia, con su gusto depurado, minimalista y exclusivo, sus sueños se hicieron realidad.
Gloria Steve Jobs, el niño adoptado por una familia que acunó al genio creador.
Gracias a Johannes Gutenberg y a Steve Jobs, hoy la aldea global es mucho mejor.

Nota;
Muchos países se atribuyen el mérito del descubrimiento de la imprenta, no es de extrañar en un mundo no globalizado que ocurrieran simultáneamente inventores. Los  chinos ya la conocían antes que los europeos. Sin embargo fue necesario el genio creativo de quien supo combinar diferentes ideas para ofrecer un producto nuevo para que el descubrimiento echara a andar.

georgina miguez lima ©.

Comentarios

  1. Excelente Gini, honor a quién honor merece. Un abrazo.

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  2. gracias, Josefina, por la alegria que me traes cuando leo tus comentarios , un abrazo

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