Te confundí con Dios
Te confundí con Dios. . .
ayer me visitó y no eras tú…
no tenía ni tu voz, ni tus ojos,
ni miraba como tú.
Conversé con él… como te extrañé,
se lo dije. . . y sonrió.
Descubrí mientras sonreía,
como lo haces tú,
que quería darme un beso y se sonrojó.
Le faltaban tus silencios, tus disculpas,
tus malacrianzas...
Supe que siempre regresamos,
que el tiempo es como un río
y que solo él es eterno como el amor.
Porque él. . . si era Dios.
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