Nunca serás un recuerdo.


 No quiero convertirte en un recuerdo.  
 Sentirás mi aliento en el gruñido de las aves, en la sonrisa del  elefante, me oirás cuando cante la cigarra y el  universo te regale una flor.
  Y sabrás de mi por las voces alucinantes de los fantasmas disfrazados de Dioses que deambularán por las calles contando historias que un día nos inventamos para los dos, descubrirás mi nombre en cada árbol para cuando pases lo recojas y lo cuelgues en tu pecho como un amuleto que grabé para ti.
   Y seguiré buscándote entre mis papeles viejos, donde guardo tus besos, tu nombre,  hojas y flores secas y algún pecadillo que no digo a nadie y que solo sabemos los dos.
 Nunca serás un recuerdo porque guardo tú voz, tu foto y algunos versos que te robé... 

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