Es la transculturación del beso, del abrazo, del amor, de la amistad...
El ruido del silencio envuelve las lluvias,
los recuerdos se atropellan entre los fonemas,
como un eco anticipado
que se pierde en los paraguas
que no dejan caer la lluvia en los pavimentos.
No se escucha ya el canto de la alondra,
implacable aúlla el viento que escucho desde el teclado de mi Toshiba.
Las sonidos se contagian de otras voces vacías
que traen los recuerdos escritos
que traen los recuerdos escritos
de las palabras que un día nos dijimos sin pronunciar silabas
y que alguien rompió desde el lenguaje inarticulado de un computador.
La sonrisa que escondía la vieja fotografía
ahora es una mueca vacía del silencio.
que anuncia las lluvias que nunca se irán
de las calles de la gran ciudad,
donde nos escondíamos de los curiosos,
desde el mueble donde compartíamos teclas y besos
Los labios, sellados, desafían al tiempo de la maquina que transcurre lento y veloz
y en la red escribo y garabateo tu nombre.
El viento, cómplice, no pudo llevarse tu voz,
quedó como una marca en los árboles
donde los gorriones calientan sus nidos,
a pesar de las lluvias y de las mudas letras de una maquina que nos une y nos separa
Y escucho la vieja consigna, olvida, olvida…
Y regresan los falsos ángeles con olor a inciensos y a rezos,
los herejes de la verdad y de las mentiras
que aúllan como lobos hambrientos y solo a mí
muestran sus fauces de murciélagos
que quieren mi password.
Con una mano me acarician y con la otra oprimen mi aliento.
y desde lo alto del templo lanzan sus injurias y sus bendiciones
Quiero escapar con las lluvias de mayo,
con la cobardía de una despedida sin adióses
del poema que nunca escribí.
Las palabras juegan con la lluvia,
la tarde majestuosa me llena de recuerdos
que se quedan insertados a mi piel.
El ayer- hoy-mañana regresa cargado de melancolías,
de viejas mentiras, de adióses y fotografías.
Tengo miedo de los modernos cruzados del Internet y del silencio.
Son los nuevos encapuchados de la razón y de la verdad, de un nuevo orden,
como una religión cumplen con sus dogmas y consignas,
los heraldos de la cibernética, del realismo virtual
de un mundo que vive en el subconsciente y en la pantalla.
donde la tarde languidece y las noches y los días son manipulados.
Es la transculturación del beso, del abrazo, del amor, de la amistad,
El espacio que buscamos donde acurrucar nuestros sueños.
Es un nuevo mundo del cual no podemos escapar nunca
porque nos llega como las lluvias… sin pedir permisos ...
georgina miguez lima ©.
georgina miguez lima ©.
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