De Cuentos para internautas " LLanto por un amigo"
Cuento inspirado en la muerte
de Patroclo y el llanto de Aquiles
Para lo que nadie estaba preparado por aquellos tiempos era para el regreso de Dowlongperez ¿Cómo se enteraría de la muerte de Micro? Dijeron que fue por un email que alguien le puso ¿Quién pudiera acordarse a esas alturas del tiempo transcurrido de él, sí casi todo el mundo le tenía miedo, salvo Microsoft y la feíta que vendía patos en la feria de los domingo? Lo cierto que llegó a los pocos días de la muerte y ocupó un terreno al fondo de los Martínez y de pronto todos lo vieron construyéndose una casa con lo que había traído en su trailer, parecía un hombre esculpido en madera de la mano de un artista, al punto que los vecinos tenían que fijarse bien no fueran a pisarlo cuando se tendía en el suelo a descansar, allí dormía, comía, lo hacía todo y la casita que se iba construyendo crecía y cada día parecía más una jaula que una casa, a la verdad que desentonaba con la arquitectura del lugar, todos decían - a los Martínez eso no les conviene, afea el fondo de su casa-
A él no parecía preocuparle y a los Martínez
mucho menos. Se decía que eran familia lejana por el origen judeo sefardita de
los Pérez, apellido que iba desapareciendo gracias a la avalancha de
anglicismos puestos de moda. Se les vio alcanzarle agua, salchichas,
hamburguesas, frutas, su cervecita y hubo hasta quien vio que les pasaron su
poquito de vodka y de whisky y hacían una especie de ritual por el muerto, que
muerto es muerto, pero dado lo reciente del fallecimiento, todavía
quedaba algo de su olor a sándalo en el ambiente.
Los Martínez eran los únicos
que tenían un nombre latino en la ciudad, parecía entre tantos nombres y
apellidos en inglés, uno de abolengo, cuentan que hasta escudo tenía la
familia, perteneciente a una nobleza arruinada, ahora vivían rodeados de
Headingbody, Titlelayout, MoreHome, FileStarted y así cuantos la imaginación
inagotable de estos trasculturados podían encontrar por las redes que
nada de escudos ni abolengos, puros inventos, cada cual se ponía el que más
raro les pareciera, eso sí, si descubrían que el vecino de al lado tenían el
mismo que se habían inventado se lo cambiaban o por lo menos lo escribían al
revés y salían muy orondos con sus nombrecitos, altisonantes que ni
ellos mismos sabían pronunciar, así es el mundo del altermodern,
trasnochados de la Modernidad, con el últimos grito de internet, lo
importante era mostrar la diferencia, el estribillo tantas veces enarbolado por
líderes patrioteros" todos somos iguales", había quedado atrás, lo
dijeron los marxistas, los anarquistas, los fascistas, los capitalistas, ya
había pasado de moda, ahora había que marcar la diferencia, ser importantes,
artistas, creadores, intelectuales, sabios, genios para eso estaba Míster
Gloogle.
Pero el asunto era que había
regresado Dowlongperez y ahí estaba lo curioso, el conservó una parte de su
identidad, no era un Pérez cualquiera, no, muy importante, aunque como el resto
era un cronopio más. Su relación con Microsoft Word Starter, que después de
muerto le apareció el segundo apellido por eso de que todos los muertos tienen
papá y mamá, nada de bastardos.
Lo que sí fue un misterio por mucho tiempo su relación con Dowlongperez, él no era gay y mucho menos maricón, era un varón, un señor, por lo menos eso decía, eso de señor lo puse yo porque a pesar de llevar un estilo algo medio harapiento, más bien al descuido, no podía ocultar su elegancia, era como esos nobles empobrecidos de las novelas de Galdós, Balzac y Fiodor Dostoievski, su descuido era el de un hombre de clase, el pantalón casi siempre un Jean con un pullover y alguna camisa de seda color entero o a cuadros, casi nunca se le vio usar corbatas, las pocas ocasiones que se le vio usarla, la llevaba mal anudada o simplemente se la aflojaba de una manera que a mí me parecía tan sexi, tan especial, hasta distinguida, tenía clase, nunca lo puse en dudas.
Lo que sí fue un misterio por mucho tiempo su relación con Dowlongperez, él no era gay y mucho menos maricón, era un varón, un señor, por lo menos eso decía, eso de señor lo puse yo porque a pesar de llevar un estilo algo medio harapiento, más bien al descuido, no podía ocultar su elegancia, era como esos nobles empobrecidos de las novelas de Galdós, Balzac y Fiodor Dostoievski, su descuido era el de un hombre de clase, el pantalón casi siempre un Jean con un pullover y alguna camisa de seda color entero o a cuadros, casi nunca se le vio usar corbatas, las pocas ocasiones que se le vio usarla, la llevaba mal anudada o simplemente se la aflojaba de una manera que a mí me parecía tan sexi, tan especial, hasta distinguida, tenía clase, nunca lo puse en dudas.
Por aquella época lo
amé con una pasión desordenada, me pasaba horas en el computador para verlo
aunque fuera en la pantallita de mi laptop, pensaba en su aire varonil
cuando lo veía con su corbata mal hecha, su pelo lacio en la frente, lo que
me convirtió en una internauta más, un George Clooney, escapado de la pantalla. Contaban que muchas perdieron las
cabezas y algo más que aunque estuviera ya carcomido por el uso, se lo
entregaban y juraron amarlo, quien podía escapar al embrujo del atractivo del
trasculturado, con sus camisitas a cuadros, para algunas ocasiones, una
chaqueta que bien podía ser de piel, corduroy, paño o lana, sus botas usadas
pero como el buen charol nunca perdieron el brillo, se les descubría la marca
que él sabía muy bien llevar, era un tipo elegante, algo narizón lo que lo
hacía irresistible, con su barbita, eso sí bien cuidada y unas patillas que ya
empezaban a blanquear, nada de la maniconeria del otro, pero siempre
juntos.
Él siempre lo negó y al
que se le ocurriera… corría la sangre, hasta un hacker que un día se
metió en su cuenta, salió diciendo que al hijo de los Officepremium
le dio dos balazos en el vientre que no murió de apendicitis como se dijo por
aquel entonces, dos balazo que ocultaron muy bien en las cuentas
de Twitter y Facebook que cerraron después del incidente, pero ¿Qué podía
quedar oculto para un mundo globalizado que nos es otra cosa para muchos
adictos a las redes sociales, que una chismografía virtual pero chismografía
que vuela y rompe con todo? Así perdieron su dignidad muchos que se creyeron
grandes tipos, total al final quedaronn desnudos frente al mundo, los Wikiliser
fueron una amenaza cada vez más frecuente y acabaron con los mejores mitos,
secretos de estados y figuras prominentes.
Todos aparentemente lo
respetaban, pero otra forma de vida corría por las redes, dos mundos paralelos,
que no se sabía cuál era el real y cuál el de ficción,Twitter, Gloogle, Amazon,
Facebook los ponía sobre el tapete y hubo suicidios en muchos países
civilizados con esta confusión, las identidades se convirtieron en perfiles, en
abrazos, besos, juramentos, una especie de juego a la gallinita ciega… como
dijera Oscar Wilde:
“La mayoría de las personas
son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de otro, su vida un
remedo, sus pasiones una cita." este si que no tenia nada de mariquita ,
un señor gay, un homosexual, un andrógeno que no es lo mismo ni se escribe
igual.
Un buen día, no
teniendo tumba donde arrodillarse para rendirle culto al amigo, lo habían
incinerado por el precio tan alto que alcanzaron los muertos por aquellos
tiempos de crisis, se paró con un ramo de flores en la línea del tren y empezó
a declamar, cayó en una especie de pathos escénico después me contaron que
lloraba como un niño mientras recitaba, por entonces ya todos eran artistas,
todo se convertía en arte en un abrir y cerrar de ojos, así que la gente empezó
a acercársele para oírlo, como si se tratará de una representación de arte
callejero, yo algo alucinada y pendenciera, me recordaba de los aedos de la
antigua Grecia y lo veía casi , casi como un Dios Moderno con jean y
tenis y a medio afeitar, con el pelo que no lo dejaba ver bien y me dije, es
Ulises que regresa a Ítaca y en mi asombro me embelesé de tal modo que no pude
escuchar sus confesiones, para mí lo más importante era él, podía estar
diciendo lo que se le viniese en ganas, que yo solo escuchaba lo que quería
oír…
En su catarsis poética como
si se transformara en Odiseo llorando ante el cadáver de Patroclo, confesaba y
describía los detalles de la sexualidad del que se fue. No quería creerlo, que
mi héroe no fuera hombre, no podía ser, me lo imaginaba tan tierno y varón en
la cama, por unos días les decía a todos los que me pasaban mensajes, él es un
dios de la Posmodernidad y como los griegos que muchos lo fueron, si lo fue
Alejandro el grande, lo fue Odiseo, el romano Cesar que conquistó una parte del mundo…
Después supe que era
bisexual, que estaba muy de moda y que Dow, como me gustaba nombrarlo, no podía
escapar del mundo de la Posmodernidad que tan atrevido y sexual era en la cama
como en cualquier frente de batalla, que era el mismísimo Eros… y
seguí amándolo a mi manera.
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