LA CAMA VACIA Capitulo 8 "Te amo"
Te amo...
Con el mundo que no entiendo,
con la gente que no comprende,
con la ambivalencia de mi alma, con la
incoherencia de mis actos,
con la fatalidad del destino, con la conspiración
del deseo,
con la ambigüedad de los hechos.
Pablo Neruda.
Al fin llegó la noticia tan
esperada, no sabía cómo abrir la carta, se la di a Juliana.
-- Mi amiga, no
puedo… no puedo y empecé a llorar, las lagrimas me
acariciaban, una rara sensación sacudía todo mi cuerpo.
-- Pero la Yamila
valiente y atrevida ¿dónde se metió? Vamos que no se diga -Me decía mi vecina
para animarme
.-- No puedo, mí amiga, no puedo, ábrela tú y léemela bajito te
observaré y leeré en tu cara la noticia… Anda, no tengas miedo soy valiente aunque
ahora no te lo demuestre… Léemela...
Me hizo caso, me la comía con mis
ojos de gata asustada…y hay Dios mío., Dios mío en un momento me le abracé y le
dije muy bajito
¿Vive, no está muerto? ¿Qué…? ¿Qué...? ¿No está muerto?
De
pronto, Javier comenzó de nuevo a escribirme, sus cartas se hacían cada vez mas
hermosas, llenas de pasión y proyectos, él nunca había sido expresivo conmigo
en detalles que siempre le pedí, hasta llegué a pensar que los ingenieros eran
demasiado racionales y analíticos para las fantasías que llenaban mi universo y
que esa era la causa y hasta llegué a conformarme, eso sí, siempre me sentí la
reina de su corazón. Comprendí que sólo eran recuerdos almacenados en el cajón
en los que no quería revolver mucho, dejarlos ahí y no tocarlos, mis estados de
ánimos cambiantes no me permitían el lujo de distraerme. Me sentía poseída por
la obsesión de un amor irreal, imposible, que no daba paso a la
posibilidad de pensar con sensatez...
La noticia me trajo mucha alegría pero mi
corazón sentía ya no le pertenecía estaba a punto de cerrar un capítulo de mi
vida, o más bien me estaban obligado a cerrarlo y yo no lo advertía, pero en
esa carrera por vivir al día sentía la necesidad de abrir otro con nuevos
rostros y nuevas sonrisas., sentía que me iba despacio de su vida que no
volveríamos a caminar juntos con nuestros hijos que con tanto amor trajimos a
la vida. Sólo mediaría una vieja sonrisa y algunas palabras que quedaron
escritas en cartas y que no podrían ser olvidadas ni barridas y desde luego,
nuestros dos hijos, más difíciles de negociar.
Todavía no culpaba a la guerra
de Angola estaba tan inmersa en mi vida, en mis conflictos que vivía el momento
sin pensar en el mañana, Alicia en el país de las maravillas, que ironía,
mermelada ayer y mermelada mañana, nunca hoy, sólo las cosas inmediatas el pan
de cada día, vivir al día, no quería culparme, no quería lastimarme aunque no
siempre lo conseguía.
Muchos años después
cuando los muertos llegaron me di cuenta que habíamos vivido una vida irreal, enmascarados
como fantasmas sin rostros al ritmo de una danza de la muerte a donde el
gobierno nos había arrastrado.
Los días iban pasando y nos veíamos a diario,
ay, Dios mío, si por algún motivo no lo veía no tenía sosiego pensaba en mil
cosas… que ya no le gustaba, no me necesitaba… otra, que me mentía, que
debía ser más complaciente, entonces el sufrimiento se apoderaba de mí y hasta
que no volvía a descubrir su sonrisa cuando en las mañanas me le iba acercando
y sabía que él me esperaba, no era feliz.
Aquel día, lo recuerdo entre risas y
llantos fue tan definitivo en nuestras vidas que la marcó para siempre. Salí
temprano y crucé a los niños para la escuela y no lo vi en la parada, un nudo
se me hizo en la garganta y mis ojos se nublaron, no lo esperé como hacía otras
veces, cogí la primera guagua que pasaba.
-- Caballero, esto se rompió----oí
casi al momento de montarme
---No, no podía estarme pasando eso, justo el día
que había decidido ir al Hospital donde trabajaba
-- Lo siento, a bajarse todo
el mundo, que esto se rompió y me voy para la terminal.
Se formó una en aquella
guagua
.--Oye, que hay niños, personas mayores y mujeres embarazadas. Dejen la
puerta libre, hay que bajarse todo el mundo. No empujen a la gente, todos vamos
a salir.
Yo casi no escuchaba. Llegar
a la puerta de salida era un riesgo, el tumulto, todos queriendo salir a un
tiempo, hubo golpes, hombres tratando de aprovecharse y meter mano, de todo
como en las películas de los sábados: lenguaje de adultos, es decir malas
palabras, violencia y sexo…Pero logré bajarme y esperar otra guagua que desde
luego cuando veían la parada tan llena por una guagua rota, ni paraban. Allí
estuve un buen rato, al fin cogí otra a como pude y llegué al Hospital.
Lo vi
enseguida como si me estuviera esperando toda la mañana... Allí estaba. Una
sonrisa entre lágrimas fue mi saludo cuando sentí sus dedos correr por debajo
de mis ojos y sus labios en mi mejilla. Me olvide de todo, el río arrastrando el
cuerpo de Javier, la fiera devorándolo o la bala mala buscando su corazón. Le
devolví el beso y sentí su piel en mis labios, entre nerviosa y coqueta:
- Oye, que hay que
afeitarse- Su risa no se hizo esperar y cuando lo oía reír el mundo se me
perdía en aquel instante solo lo veía a él y a su risa de hombre bueno.
-Se me acabaron las lágrimas
de hombre jajjajja y los dos reímos como colegiales cogidos en falta
Comentarios
Publicar un comentario