“Cantares gallegos”. Rosalia de Castro



Rosalia de Castro (Santiago de Compostela, 24 de febrero de 1837 — Padrón, 15 de julio de 1885)

 Fuue una poetisa y novelista española que escribió tanto en lengua gallega como en lengua española. Considerada en la actualidad indispensable en el panorama literario del siglo XIX, representa una de las figuras emblemáticas del Rexurdimento gallego, no sólo por su aporte a la literaria en general y por el hecho de que sus Cantares Gallegos sean entendidos como la primera gran obra de la literatura gallega contemporánea, sino por el proceso de sacralización al que fue sometida y que acabó por convertirla en encarnación y símbolo del pueblo gallego.



Cantares gallegos.

Castellanos de Castilla,
tratade ben ós gallegos,
cando van, van como rosas;
cando véná vén como negros.

-Cando foi, iba sorrindo;
cando veu, viña morrendo
a luciña dos meus ollos,
o amantiño do meu peito.

Aquel máis que neve branco,
aquel de dozuras cheio,
aquel por quen en vivía
e sin quen vivir non quero.

Foi a Castilla por pan,
e saramagos lle deron;
déronlle fel por bebida,
peniñas por alimento.




Déronlle, en fin, canto amargo
ten a vida no seu seo...
¡Castellanos, castellanos,
tendes corazón de ferro!

¡Ai!, no meu corazonciño
xa non pode haber contento,
que está de dolor ferido,
que está de loito cuberto.

Morreu aquel que eu quería,
e para min n'hai consuelo:
solo hai para min, Castilla,
a mala lei que che teño.

Premita Dios, castellanos,
castellanos que aborrezo,
que antes os gallegos morran
que ir a pedirvos sustento.




Pois tan mal corazón tendes,
secos fillos do deserto,
que si amargo pan vos ganan,
dádesllo envolto en veneno.

Aló van, malpocadiños,
todos de esperanzas cheios,
e volven, ¡ai!, sin ventura,
con un caudal de desprezos.

Van probes e tornan probes,
van sans e tornan enfermos,
que anque eles son como rosas,
tratádelos como negros.

¡Castellanos de Castilla,
tendes corazón de aceiro,
alma como as penas dura,
e sin entrañas o peito!

En trós de palla sentados,
sin fundamentos, soberbos,
pensás que os nosos filliños
para servirvos naceron.



E nunca tan torpe idea,
tan criminal pensamento
coupo en máis fatuas cabezas
ni en máis fatuos sentimentos.

Que Castilla e castellanos,
todos nun montón, a eito,
non valen o que unha herbiña
destes nosos campos frescos.




Solo pezoñosas charcas
detidas no ardente suelo,
tes, Castilla, que humedezan
esos teos labios sedentos.

Que o mar deixoute olvidada
e lonxe de ti correron
as brandas auguas que traen
de prantas cen semilleiros.

Nin arbres que che den sombra,
nin sombra que preste alento...
llanura e sempre llanura,
deserto e sempre deserto...

Esto che tocou, coitada,
por herencia no universo,
¡miserable fanfarrona!...
triste heirencia foi por certo.

En verdad non hai, Castilla,
nada como ti tan feio,
que aínda mellor que Castilla,
valera decir inferno.

¿Por que aló foches, meu ben?
¡Nunca tal houberas feito!
¡Trocar campiños frolidos
por tristes campos sin rego!

¡Trocar tan craras fontiñas,
ríos tan murmuradeiros
por seco polvo que nunca
mollan as bágoas do ceo!

Mais, ¡ai!, de onde a min te foches
sin dor do meu sentimento,
i aló a vida che quitaron,
aló a mortiña che deron.

Morreches, meu queridiño,
e para min n'hai consuelo,
que onde antes te vía, agora
xa solo unha tomba vexo.

Triste como a mesma noite,
farto de dolor o peito,
pídolle a Dios que me mate,
porque xa vivir non quero.

Mais en tanto no me mata,
castellanos que aborrezo,
hei, para vergonza vosa,
heivos de cantar xemendo:

¡Castellanos de Castilla,
tratade ben ós gallegos;
cando van, van como rosas;
cando vén, vén como negros!

Tenia un compromiso con esta poetisa que tanto amó a su gente y de alguna forma le debo este comentario a ella y a los gallegos que a Cuba llegaron y fundaron familias y engrandecieron con su trabajo las riquezas materiales y espirituales de mi pueblo.


El negro, el chino y el gallego siempre fueron discriminados en Cuba, a pesar que constituyeron una gran población y su aporte económico –cultural tuvo mucha relevancia en la isla. A todos los españoles que emigraban a Cuba se les llamaba gallegos, recuerdo como mi padre se ponía rojo y aclaraba, vasco, home, vasco, o   montañés , que es un curro, señor mio, yo aprendí a diferenciarlos y los recomía pos sus acentos y sus características hasta físicas pero era así y la mayoría manda.
El teatro bufo se nutrió de personajes como el negrito y el gallego  que como decimos en Cuba siempre los tomaban para el trajín pero a su vez, renacía una forma muy particular de hacer teatro con personajes sacados de la realidad, la burla era acogida con cierta benevolencia y no hubo  protestas sociales porque todo era en un ambiente muy cubano, nacía el teatro vernáculo, cuando la función terminaba todos compartían y quedaba en familia.
 El tema siempre me ha atraído por lo que a mis raíces se refiere y nunca me sentí discriminada, lo asimilaba porque todos los que me rodeaban me querían y respetaban mucho, simplemente era la hija del gallego Miguez , un hombre honrado y respetado por todos los que lo conocieron, mi asombro se produjo hace unos días al leer algo que cayó en mis manos porque alguien me lo envió, de no ser de así, no me hubiera enterado porque la persona que escribo eso no es mi amigo, no sé todavía si me hicieron un favor o me arruinó el día y lo confieso lloré  ¿Cómo podía resurgir ese odio racial después de tantos años solo por herir una sensibilidad? Me volví a sentir la gallega pelirroja.

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