Las musas del poeta.



El poeta recrea el mundo que lo rodea y suele inspirarse en personas o motivos, paisajes, que lo conmueven y estremecen, inspiradoras, pero no todos pueden ser sus modelos, los escoge o simplemente llegan a su vida, no necesariamente el amor carnal lo acerca a una persona determinada, es otra la pasión que los envuelve, casi siempre enexplicables que solo el asombro y la poesía podrían darnos una respuesta, son las musas que existen porque son parte de su entorno y de pronto las descubre y llegan a su vida sin permisos y así mismo se marchan, sigilosamente las ve irse porque ya no forman parte de la cofradía de duendes secretos y les dice adiós con cierta melancolía como quien despide a un viejo amor.

 Muchas veces sucede que cuando las motivaciones o las personas inspiradoras se van de su lado o se siente desilusionado, se produce un vacío, muchas veces se refugia en su mundo interior y el verso sale intimista, melancólico, donde el tema generalmente es él o ella, se convierte en su propio verdugo que lo flagela y le lacera el alma y hasta que no aparezca el ser excepcional, el amado, el que todos esperamos, otras motivaciones que están aguardando por la crisis existencial del poeta abandonado por sus musas.

Sus emociones muchas veces lo traicionan y sale al mundo como un cazador de mariposas...

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