Tatiana Inguanzo, una artista de la contemporaneidad.
El próximo 1 de sep., la
artista plástica, Tatiana Inguanzo abrirá una exposición en ARTSPOKEN 1167 SW
6TH ST, a la 1 pm, todos los que asistan a la cita tendrán la oportunidad de
disfrutar de su arte y de su presencia, seguramente será una velada muy
especial porque la expositora, además de poseer una amplia cultura que podrá
abordar los temas más insospechados, es una excelente animadora, conocedora del
mundo del arte y de su obra.
La artista ha ido escalando
en el mundo de la plástica, no solo por su talento sino también por la voluntad
que la caracteriza, el amor y la dedicación a lo que hace, Tatiana es una
artista de la contemporaneidad por muchas razones, primero cronológicas, su
obra nace en el siglo XX y sigue desarrollándose en el XXI, segundo por su
forma de enfrentar su realidad, es asidua a las redes sociales y no teme a
exponer su vida y su obra.
Al acercarnos
a su pintura y también a su prosa poética, verdaderas metáforas de un mundo
onírico y real, dualidad que muchos artistas de la llamada posmodernidad
cuelgan a sus espaldas, ella como una mujer
de sus época, llega con la pretensión de ser siempre nueva, siempre
moderna, en cuanto a su conducta, no reconociendo otra autoridad más que la de
su propia conciencia, instintivamente capaz de mirar y reflexionar dentro de sí
para saber cómo conducirse, muchas veces ha sido recicladora de otros tiempos,
de otros creadores (deseo aclarar que ya desde tiempos de Duchamp, 1917 con
la teoría posestructuralista se acuñó el
término "postmoderno", desde esa teoría se vislumbra la imposibilidad
de seguir creando desde los preceptos de la originalidad y la novedad, en lugar
de ello se apunta a elementos como reinterpretaciones, resignificaciones y el
giro lingüístico con el fin de ampliar el concepto de arte y establecerlo como
un acto comunicativo) siempre recreándolos y dejando sus huellas en todo lo que
pasa por su diestro pincel, conocedora del acervo cultural de la humanidad, su
Monalisa es jinetera, que esconde su malicia casi adolescente en la sonrisa
sensual y reprimida con que nos reta y nos hace volver la vista, vamos a
encontrar en otras pinturas la mano de la pintora, pasadas por su varita mágica
que a veces nos quedamos con la mirada complacida de su interpretación
contemporánea de la obra en cuestión.
Ella también ha de
enfrentarse a un mundo donde el arte no puede ser encasillado como moderno,
posmoderno, vanguardista por la sencilla
razón que el arte es eterno y en sus retratos ha tratado de conciliar gestos
derivados de diversos movimientos artisticos con una pintura realista e incluso de apariencia
fotográfica, no exentos de la sensualidad que suelen tener sus rostros, muchas
veces pueden resultar grotescos, con algo del tremendismo de la pasión y tal
vez de una vida vivida demasiado a prisa donde la pintora con brochazos muy
acertados abulta los labios, los ojos parecen convidarte al deseo y la atmosfera
que rodea a las imágenes se enrarece con un olor a hembra, a hombre, a deseos y
besos y aunque el sexo ha dejado de ser
un pecado y esto lo saben bien los hombres y mujeres de la contemporaneidad,
descubrimos al ángel y al demonio que llevamos dentro, porque a pesar de todo
hay cierto recato en las expresiones que le da el misterio que produce el
placer cuando con cierta ingenuidad lasciva se insinúa y se provoca. También,
entre sus retratos están la de las madres con sus críos, ahí cambian las
expresiones, rostros tiernos, miradas del amor con que se acaricia a un hijo, a
un ser amado desde los instintos mas remotos que nos hacen humanos y mejores.
No es difícil encontrar a la
pintora y a la mujer cogidas de la mano, a mi muchas veces me recuerda a Frida
Kahlo y no es que la artista se tome como modelo al estilo como lo hizo la
mejicana, aunque muchas veces la descubrimos en sus personajes, lo cierto es
que no podemos desvincular su vida de su obra, siempre la descubrimos y es
sobre todo cuando habla de intimidad y la deja sobre el tapete, sin falsas lamentaciones, su mundo interior pero
que a la vez, te hace partícipe de sus estados de ánimo, y por qué no de sus
fracasos y fantasias, por ejemplo cuando habla de su incapacidad para la
maternidad, de la edad terrible donde las mujeres nos vamos descubriendo que el
plazo de la juventud se nos acorta, sus achaques y dolencias menopáusicas, de
sus amores frustrados, del enamorado que es un hombre casado y me pregunto, ¿Será
feliz Tatiana Inguanzo? Me doy la respuesta creo que sí, ella vive como piensa
y el arte también se hace como se vive,
como dijo Juan Gris, nada, la pintura se debe hacer como uno es y así es la
arista no todo es sensualidad, sexualidad al estilo de Klimt, a Picasso,
a Scheile, entre otros, porque por cierto, muchas veces descubrimos
barquitos de papel, flores, músicos, caballos briosos, mares azules que me
gustan tanto y resultan tan poéticos,
momentos en que la artista no puede huir de la presencia de Bella, su
hermana pintora que vivió en París y tanto la alumbró y la pinta, como si
estuviera en comunión con su alma, recurre a sus colores, a su estilo que
muchas veces la pintora comparte, entonces la sexualidad se vuelve sensual,
refinada, como si se tratara de una cortesana.
Así es Tatiana, una artista
rebelde, en una búsqueda insaciable, me atrevería a decir de su yo ¿Se habrá
encontrado la artista con ella misma o la espera del príncipe azul la resguarda
y espera como una Penélope moderna? y digo esto porque no puedo casarla con una
forma única, me pasa con los cubanos, Amelia Peláez y Mariano Rodríguez, a veces veo cosas de ellos
que los desvinculan del estilo al que nos tienen acostumbrados, siempre me sorprenden.
Tatiana es una mujer angelical que muchas veces no puede huir de sus
demonios y el pincel la delata. Así es nuestra pintora como dijera Nietzsche es
su concepción de lo Apolíneo y lo Dionisiaco, es decir, los extremos de la
realidad por una parte lo bello, lo racional, el orden, la mesura, representado por el dios griego Apolo y por
otra parte, la otra cara de la moneda, representada por Dionisio el cual
personifica la mística, la embriaguez, la pasión, la euforia ¿Podrá el hombre
de la Modernidad romper con todas las barreras? Esta pregunta se la dejo a la
pintora de pasiones, de emociones, de ingenuidades adolescentes, de
instintos y de colores que nos alborotan
y nos recuerdan que el arte se mete en nosotros y nos hace complices de la
pintora y de su vida porque ella es el
arte, ella es el color, ella es la fantasía y la pasión.
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