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Da tristeza pensar que existan personas que juzguen y encasillen en el lugar que más les acomoda y estén al asecho como Sherlock Holmes y en unos segundos saquen sus infundadas conclusiones aunque para ello acudan al arsenal de sus recursos al estilo petulante del gran personaje literario y es que confunden al creador con sus creaciones, no necesariamente lo que pone un artista en boca de sus personajes representa lo que él piensa de una persona en particular para calificarla y valerse de ciertos recuros que le da el arte y difamarla, si toca temas como la envidia, los celos, el odio, la traición, se fundamenta en la fuente inagotable que es la realidad que lo rodea o , como Shakespeare se vuelve al pasado y muchos de sus conflictos son tomados de Medioevo y no precisamente ocurren en Inglaterra, como si el artista previera que tocar los vicios y las calamidades de su sociedad le pudiera ocasionar problemas.

Imagínense al gran Shakespeare que llevó a la escena todos los conflictos morales del hombre, todos los males de la sociedad de una manera universal, creo tipos que acumulaban en su interior, el odio, la envidia, el celo, la traición. Me parece que juzgarlo por la actuación de Yago en la obra “Otelo”, sería muy injusto.


Breve reseña del personaje Yago.

El malvado y envidioso Yago, alférez del Moro, Otelo, a quien aborrece por creer que galanteo anteriormente a su mujer, Emilia, y mas aun por juzgarse menospreciado por el nombramiento de teniente recaído en el honrado Casio, se propone amargar la existencia al ingenio Otelo haciendo nacer y alentando en su alma el tormento de los celos, sin preocuparse por las victimas inocentes que puedan sufrir las consecuencias de su odiosa intriga.

Debido a estas malas o prejuiciosas interpretaciones los creadores se han visto en la obligación de advertir que cualquier semejanza con personas, lugares, etc son puras coincidencias.

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