Volver...
La ciudad me cerraba sus
puertas, los muros de las antiguas fortalezas me impedían el paso de los siglos
desde que salí de Cuba, ni el intenso olor a gas de otros tiempos cuando
llegaba en tren desde mi pueblito por los elevados, salió a recibirme; no era
bienvenida, era una extraña, era una turista más, no me reconocieron, ni los
faroles, ni el vigía del puerto, pasé de largo y sentí voces, voces que ya no
eran las mismas, otros tonos, otras inflexiones de la voz, otros giros del idioma
se habían apoderado de los hablantes y los pregones solo existían en mis oídos deseosos
de escucharlos una vez más, tal vez la última.
La ciudad languidecía de abandono, ya los
recuerdos se habían ido con las lluvias o sabe Dios con quien, ya no era mi
ciudad, nadie esperaba por mí, quise dar la vuelta y regresar y el olor a mar
me retuvo y me convenció que aún quedaba algo de mí en aquellas aguas, volví a él,
descubrí que solo hay uno y ese siempre me aguardaría.
Me sequé el sudor y seguí por las calles estrechas de la Habana vieja y conversé con un niño que me preguntó de dónde era, le contesté a media voz y para mi mayor sorpresa, me dijo: ¿Eres de por aquí?
Si…
Me sequé el sudor y seguí por las calles estrechas de la Habana vieja y conversé con un niño que me preguntó de dónde era, le contesté a media voz y para mi mayor sorpresa, me dijo: ¿Eres de por aquí?
Si…
https://youtu.be/8BxBEOf2nTc
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