De viejas mentiras, de adióses y de fotografías.
El gotear de la lluvia arrastra a los sonidos,
los recuerdos se
atropellan entre los fonemas,
como un eco anticipado
que se pierde en los
paraguas
que no dejan caer la
lluvia en las ventanas.
No se escucha ya el canto de
la alondra,
implacable aúlla el
viento que escucho desde mi Toshiba.
Las sonidos se contagian de
otras voces vacías, virtuales,
fantasmales que traen
los recuerdos escritos
de las palabras que un
día nos dijimos sin articular silabas
y que alguien rompió desde el
lenguaje sin sonidos de un computador.
La sonrisa que escondía la
vieja fotografía
ahora es una mueca vacía del
silencio.
que anuncia las lluvias que
nunca se irán
de las calles de la
gran ciudad,
donde nos escondíamos
de los curiosos,
desde el mueble donde
compartíamos teclas y besos
Los labios, sellados,
desafían al tiempo de la maquina que transcurre lento y veloz
y en la red escribo y
garabateo tu nombre.
El viento, cómplice, no pudo
llevarse tu voz,
quedó como una marca en los
árboles
donde los gorriones calientan
sus nidos,
a pesar de las lluvias y de
las mudas letras de una maquina que nos une y nos separa
Y escucho la vieja consigna,
olvida, olvida…
Y regresan los falsos ángeles
con olor a inciensos y a rezos,
los herejes de la verdad y de
las mentiras
que aúllan como lobos
hambrientos y solo a mí
muestran sus fauces de
murciélagos
que quieren mi password
Con una mano me acarician y
con la otra oprimen mi aliento.
y desde lo alto del templo
lanzan sus injurias y sus bendiciones
Quiero escapar con las
lluvias de mayo,
con la cobardía de una
despedida sin adióses
del poema que nunca escribí.
Las palabras juegan con
la lluvia,
la tarde majestuosa me
llena de recuerdos
que se quedan
insertados a mi piel.
El ayer- hoy-mañana
regresa cargado de melancolías,
de viejas mentiras, de
adióses y de fotografías.
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