Demasiado perfectos para el amor.
Me fascinan los desnudos en el arte, tanto los femeninos como los masculinos, descubro muchas clases de ellos, a lo mejor estoy diciendo mi mejor disparate, de acuerdo a la sexualidad del artista, la de ciertos profesionales del arte cuando lo que los inspira es vender, los que lo hacen desde sus emociones y sentimientos, no puedo evitar, recordar el desnudo de Velázquez a su esposa.
Hace rato que lo pienso, desde que en mi blog hice un pequeño comentario de dos desnudos masculinos, uno de Tatiana Inguanzo y otro de Fanny Coronel, mi amiga la pintora ecuatoriana pero he observado que los nuevos tiempos soplan a favor de un desnudo donde la figura humana se ha ido elevando a los valores de una maquinaria comercial y, por lo menos para mí , han creado un prototipo de modelos donde todos resultan iguales, sucede como en los concursos de bellezas.
Para mí, los más profesionales son los de ciertos
homosexuales cuando se trata de exaltar la sexualidad del mismo sexo, pienso
les falta el sablazo de lo vida, hay cierto distanciamiento algo fría,
perfectos, artísticos fabulosos pero en el fondo cuando los miro pienso en un
arte convencional, demasiada perfección para ser
perfectos no voy a llamarlos cadáveres artísticos desde mi punto de vista tergivesarian mis verdaderas intenciones y no voy a decir que están
muertos porque el arte es eterno, la obra pertenece al tiempo en que se crea y
a las circunstancias del artista, no encuentro el alma y no es homofobia porque
no traigo lanza para defenderme de esos furibundos defensores de los gay y las
lesbianas.
El caso del pintor Lucían Freud y sus desnudos va desde una visión superrealista y tenaz de alguien que no se conformó con lo externo y fue más allá como un cirujano buscando los misterios que se esconden en los cuerpos.
Si es cierto que los desnudos lastiman, el genial pintor desde su pintura desgarradora nos muestra el otro lado de sus modelos, generalmente personas marginales, que como autómatas se prestan al juego con lo eterno del ser humano, seres dóciles al placer y a la sumisión.
La sexualidad es mórbida y primitiva, un erotismo no exento de un hálito porno, sin llegar a la vulgaridad, logra mostrarnos una sexualidad brutal y expuesta sin rubores y sin las poses de los modelos de una belleza prefabricada en muchos casos que los alejan del ser humano real para crear un prototipo de símbolo sexual de estos tiempos de modernidad y de tecnologías que de cierta forma nos quitan el placer del morbo, de la pasión y el misterio de los cuadros de Freud, el si logra en el espectador la recreación de escenas que nos envuelven en ambientes sórdidos, no ajenos al placer y a las emociones que el desnudo aporta al ser humano.
El caso del pintor Lucían Freud y sus desnudos va desde una visión superrealista y tenaz de alguien que no se conformó con lo externo y fue más allá como un cirujano buscando los misterios que se esconden en los cuerpos.
Si es cierto que los desnudos lastiman, el genial pintor desde su pintura desgarradora nos muestra el otro lado de sus modelos, generalmente personas marginales, que como autómatas se prestan al juego con lo eterno del ser humano, seres dóciles al placer y a la sumisión.
La sexualidad es mórbida y primitiva, un erotismo no exento de un hálito porno, sin llegar a la vulgaridad, logra mostrarnos una sexualidad brutal y expuesta sin rubores y sin las poses de los modelos de una belleza prefabricada en muchos casos que los alejan del ser humano real para crear un prototipo de símbolo sexual de estos tiempos de modernidad y de tecnologías que de cierta forma nos quitan el placer del morbo, de la pasión y el misterio de los cuadros de Freud, el si logra en el espectador la recreación de escenas que nos envuelven en ambientes sórdidos, no ajenos al placer y a las emociones que el desnudo aporta al ser humano.
Desde luego cuando se trata de la representación del amor, la pasión, su lado erótico late la vida, puedes olfatearlos, te miran, te incitan a recrearte en sus cuerpos fulminados por los ojos del creador, cuerpos esculpidos en mármol, o en lienzo o en la pantalla, un verdadero culto al cuerpo humano.
Cuando creo descubrir la inclinación sexual y observo esos
desnudos profesionales, comerciales, descubro que suelen ser algo impúdicos y
eso me gusta, tal vez alguna pornográfica para gustos refinados y santurrones
pero les falta el alma, el misterio que te hace vibrar porque un desnudo debe
incitar a la sexualidad y no creo que la sexualidad se encuentre solo en los
órganos que se exhiben deba flotar en la atmósfera, respirarse y hacernos soñar.
No quiero, ni pretendo discriminar a nadie, digo lo que
me inspira cuando observo los desnudos donde se mezcla al hombre es su estado
más primitivo y el sexo es la palanca de la que hablaba un sabio, denme el sexo
y moveré al mundo, creo que no era sí, pero lo he sentido decir muchas veces y
también lo pienso, la sexualidad nos hace humanos y divinos.
Me gustarían opiniones a favor o en contra, todos somos
humanos y creo que muy pocos somos asexuados, un día alguien me dijo que Dalí
lo era y ese es otro tema que se las trae.
Nota:
La lectura del siguiente articulo un tanto que corrobora mis opiniones acerca de los desnudos en el arte, les recomiendo su lectura.
El pintor, el cuadro, el comprador y el coleccionista: La historia secreta de un desnudo.
Nota:
La lectura del siguiente articulo un tanto que corrobora mis opiniones acerca de los desnudos en el arte, les recomiendo su lectura.
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