La Habana en los recuerdos de sus hijos ausentes. Primera Parte.


La Habana creció para convertirse en una ciudad de dos millones de habitantes, sin perder su belleza original y su sello distintivo ecléctico, llamada por uno de sus más afamados escritores, Alejo Carpentier, como la Ciudad de las columnas, valorada por otro grande de las letras, Ernest Hemingway, como una de las tres ciudades más bellas del mundo.
La Habana con su malecón y sus paseos sigue sorprendiendonos, aun en la destrucción , ella se yergue desde sus viejas fortalezas, desde sus casonas coloniales y los mas disimiles arquitecturas que el dan ese morbo, esa ebriedad y ensueño, que quienes la conocen no la olvidan, como la novia que se quedó frente al altar y aun espera por el amado que algun dia volvera por ella.

De: Pastor Pérez Rodríguez
Pastor es un mago, un reto a todo lo que lo antecede y con valentía y una imaginación inagotable camina por las calles de La Habana por caminos trillados por donde se detuvieron grandes pinceles y grandes plumas de las artes cubanas y como si fuera un hechicero recoge el acervo cultural de sus antecesores y de sus manos sale una nueva visión de esos balcones tan recreados, tan únicos y universales, tienen ritmo, el color de lo nuestro, nunca disfrute de esos azules pastorales tan a mi gusto y recuerdo una vieja película, Me enveneno en azules.
La mirada, la audacia del pintor que no escatima para descubrirnos La Habana que todos llevamos dentro, es como si husmeara dentro de cada uno y a todos nos complaciera con el derroche de luces , colores, música, balcones indiscretos que hasta en los ángeles descubres en sus travesuras.
Hay en Pastor algo de lo eterno del barroco cubano, pero con una luminosidad y transparencia que a veces sientes que el pintor nos ilumina las noches habaneras desde sus vetustos edificios que han desafiado al tiempo y el artista nos los devuelve tocados por su varita mágica.


















De Miriam Herrera
HABANA.

Yo no sé como cantarte
porque ya muchos lo han hecho,
yo sólo voy a expresarte
lo que me aprisiona el pecho.

Habana, ciudad querida,
sueño por volverte a ver,
donde desperté a la vida,
donde me hice mujer.

No puedo, en una poesía,
resumir tanta impotencia,
ni tanta melancolía,
ni tantos años de ausencia.

Sólo puedo confirmarte
con ternura y con pasión,
que nada podrá arrancarte
de mi triste corazón.

Esta hija que te extraña
te manda un enorme beso
y te escribo estas palabras
por si acaso no regreso.


DE: Josefa Arias Izquierdo

Mi Regreso

Regresaré algún día,
sé qué puedo,
¿de qué forma?
da lo mismo, de cualquiera,
no importa si en invierno
o primavera,
será en vida o me lleven
cuándo muera.
Pero será un gran viaje
ese regreso,
qué a mi mente llega siempre
cómo un sueño.
Cuándo mi Patria
ya no tenga dueño,
y respire libertad
mi pueblo preso.

Josefa Arias.


de Ares Marrero María

HABANA
I
Estás ahí, tras esa ausencia aparente
invisible entre mis lágrimas… mis entrañas adoloridas
duermo en el lecho de tu olvido
beso las aguas turbias de tu voz
el contoneo de gallos que preguntan sin aliento
bajo el viento cargado de chispas orquídeas blancas
en la pared el tallo invisible de las horas, hojas de hierro
No hay blancura ni fuente, sólo rejas de piedra
la tierra pregunta por qué hiere el color con sus rayos
y mi muerte el ímpetu numeroso de mil cuerpos
se desmadeja el trueno sobre el río que te atraviesa
pútrida Habana que ya no escucho… ni me responde

Berlín. 20 de Septiembre. Día de mi muerte anunciada.

HABANA
II
Tus ojos fueron mis ojos y mi aliento
me alimenté de tus arterias
salí por tus poros hasta que pude hablar a la nieve
Ya no escucho el zumbar de las abejas porque murieron las flores
y los pájaros murieron sobre la costa almendrada
los abanicos de vitral y mis azares merodean insepultos
en las entrepiernas de los caballos
Ya no repetiré los ritos de tus manadas de insectos
pero volveré a la hora de rociar la sangre sobre tus pupilas.

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