La mujer en el teatro de Henrik Ibsen, "Casa de muñecas"
"No sé si pájaro o jaula
mano asesina
o joven muerta jadeando en la gran garganta oscura
o silenciosa
pero tal vez oral como una fuente
tal vez juglar
o princesa en la torre más alta"
Alejandra Pizarnik.
Cuando leí por primera vez a Henrik Ibsen ( Noruega, 20 de marzo de 1828 al 23 de de mayo de 1906) era muy joven, después la vi en el teatro pero no fue hasta pasados unos años que la volví a ver que el famoso portazo de Nora me llego con toda su fuerza, hasta entonces, no había interiorizado su verdadera significación en la historia de la mujer y sus derechos humanos y civiles. Recuerdo que la Profesora dijo, es el portazo del siglo por la liberación de la mujer, por la discriminación, se trata de una obra feminista. La revolución y sus cacareados lemas se iban amontonando en mi cerebro hasta convertirlos en consignas que no por mucho repetirlas constituyeron la realidad. Mi portazo llegó muchos años después, todavía me he detenido a pensar, muy en serio, si soy pájaro o jaula.
En ocasiones nos convierten en muñecas que adornan la casa o en instrumentos de placer, verdaderos juguetes para el marido y los hijos muñequitos que nos hacen la vida agradable y todo el trabajo recae sobre nosotras, en ocasiones no nos damos cuenta que estamos siendo usadas y como a la mayoría de nosotras las mujeres nos gusta sentirnos queridas, agasajadas, admiradas por lo que sea si somos jóvenes y enamoradas, nos engatusan y envuelven en una telaraña de la que no siempre sabemos desenredar y huir a tiempo
Recuerdo a una amiga mía, casada con un extranjero, nada que ver con ella ni con su edad, ni su cultura, ni su aspecto, le pregunté por su felicidad y cómo se sentía al lado de ese hombre. Su respuesta me pareció muy inteligente y sobre todo auténtica, sincera cuando me confesó: " Es que a mi nadie me ha querido como el". Enseguida me vinieron a la mente los versos de la poetisa argentina, Alejandra Pizarnik, tan al vuelo para definir este estado del alma femenina. No digo que a todas nos pase pero si algunas se dejan robar los mejores años de su vida y se conforman con ser la muñeca de la casa cuyo dueño absoluto es su pareja. Veamos que sucede con Nora, la protagonista de esta obra de teatro.
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo.
Lectura de un fragmento de "Casa de Muñecas". ( obra de teatro)
Casa de muñecas fue la primera obra dramática de Ibsen que causó sensación. En la actualidad es quizá su obra más famosa y su lectura es obligatoria en muchas escuelas y universidades. Cuando Casa de muñecas se publicó generó gran controversia, ya que critica fuertemente las normas matrimoniales del siglo XIX. Aunque Ibsen negó que su obra fuera feminista, es considerada por muchos críticos como la primera verdadera obra teatral feminista.
Henrik Ibsen "Casa de muñecas (fragmento)
" Nora: Oculta bien el árbol de Noel, Elena. No conviene que lo vean los niños antes de que esté montado esta noche. (Al recadero, sacando el portamonedas) ¿Cuánto?
Recadero: Cincuenta céntimos.
Nora: Tenga una corona. No me dé nada y quédese con la vuelta. (El Recadero saluda y sale.
Nora cierra la puerta y continúa sonriendo alegremente mientras se quita el sombrero y el abrigo. Extrae luego de su bolsillo un cucurucho de almendras, comiéndose algunas; después avanza de puntillas hacia la puerta del despacho de su marido y escucha) Sí, está en su cuarto. (Empieza a tararear de nuevo, dirigiéndose a la mesita de la derecha)
Helmer: (desde adentro) ¿Es mi alondra la que gorjea por ahí?
Nora: (mientras desenvuelve unos paquetes) Sí.
Helmer: ¿Cuándo ha vuelto la ardilla?
Nora: Ahora mismo (Guarda el cucurucho de almendras en el bolsillo y se limpia la boca) Ven aquí, Torvald, para que veas lo que he comprado.
Helmer: No me distraigas (enseguida abre la puerta y aparece con la pluma en la mano, echando una ojeada a la habitación)¿Comprado, dices? ¿Y todo eso? Otra vez ha encontrado el pajarito ocasión de gastar dinero?
Nora: Pues sí, Torvald; este año bien podemos permitirnos más dispendios. Es la primera navidad en la que no nos vemos obligados a andar con escaseces.
Helmer: Sí...; pero no debemos pecar de pródigos.
Nora: ¡Vaya! un poco, Torvald, un poquitín, ¿no te parece? Ahora cobrarás un buen sueldo y ganarás mucho dinero, mucho.
Helmer: Sí, desde el año próximo, aunque todavía ha de transcurrir un trimestre antes de que perciba nada.
Nora: ¿Y eso qué importa? Entretanto podemos vivir a crédito.
Helmer: ¡Nora! (se acerca a ella y le tira de una oreja bromeando)¡Siempre la misma ligereza! Supón que hoy pido prestado mil coronas, que te las gastas en estas Pascuas de Navidad, que la víspera de Año Nuevo me cae una teja en la cabeza y que...
Nora: (poniéndole la mano en la boca) Cállate; no hables así.
Helmer: Figúrate, sin embargo, que ocurriera eso. ¿Y entonces, qué?
Nora: Si ocurriera semejante cosa, lo mismo me daría tener deudas que no. "
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