Reivindicación de las sabandijas.
Hay veces se me olvida que soy una sabandija, en el sentido peyorativo de la acepción, porque a estos reptiles, anfibios, insectos y demás fauna que causan repulsión, se les suele comparar con ciertos seres humanos, yo estoy entre ellos y nada que lo dijo una persona muy capaz y me lo tomé muy en serio, pero el tiempo, mis manías y mi espíritu sabandijero porque descubrí que lo tengo, entonces comencé a acercarmeles y encontrar semejanzas y no semejanzas y hasta llegue a algunas conclusiones que en la esfera de la evolución a todos nos toca algo de este Universo. No quise quedarme con la etiqueta impuesta de pertenecer a un mundo nauseabundo, donde la mayoría se arrastra, hasta que me convencí que no se arrastran por servidumbre, son una creación perfecta de un Dios y quise abrir los cerrojos y entrar por mis propios pies, porque soy una sabandija que camina y no se arrastra en el peor sentido de la palabra, de eso estoy convencida por mis disquisiciones en esta esfera del saber de la biología y la fauna.
Entonces pensé o mal pensé, ahí es donde descubro mis ancestros sabandijos,
¿Será por estas manías mías que se me escapan en Dialogando con mi alma? ¿Será por eso las comparaciones?
Porque muchas veces me excedo y pueden pensar que soy una sabandija pretenciosa, vanidosa, con un ego por el cielo.
Pobrecitas de las sabandijas que tantos atributos les cuelgan, las entiendo desde este momento soy una más. Me voy a convertir en una defensoras de ustedes, sabandijas del Universo porque eso, si... siempre pienso en grande.
Vida eterna para las sabandijas y yo entre ellas, aunque sea , la peor de todas.
Anexo: "Dialogando con mi alma".
No soy real, no vivo con mi siglo ni con mi galaxia, mi alma se esconde, soy a veces una cortesana romana, Mesalina pecadora; otras, la sexual Julieta que se entrega al deseo; la pasional Carmen de Merimée, la muerte acechando; o la tierna muchacha que se escapa del lente audaz del fotógrafo y le pide un beso.
Me quise perfecta y aquí estoy, una princesa zarista escapada de las huestes del comunismo, bella, apasionada, coqueta, que busca al ser perfecto con el que soñó. Tú me descubres y llegas al momento exacto donde nacen los pecados sin cursilerías, ni protocolos y desde mis sonrojos soy débil, solo la curiosidad me salva, voy tras los rastros y no encuentro la sonrisa que busco… no debo sucumbir a tus encantos..
Quiero descubrirte, revolotear, danzar a tu lado y que sientas la presencia del cuento de hadas, solo esa persona que busca mi alma me hablara de la forma que lo haces pero no, aun no esta a mi lado, no tienes su aroma, no siento su presencia majestuosa, es distante, se aleja, se ríe de mis chiquilladas y desde lejos me mira y sonríe, sabe que me invento un mundo de sueños donde él es centro. Sentí mis pecados y los escondí de todos, solo tu los descubres.
Quiero liberar mi alma de las sombras y ser yo, la que es capaz de entregar su piel , su voz, su mundo de instantes fugaces y hacerlos eternos, ser la dueña de ese beso que un día me inventé, ser digna del amor que descubrí una tarde y sin permisos se me fue adentrando en el cuerpo y contaminó el alma pero no puedo escapar del castillo, siento sus cerrojos y los pájaros rojos bloquean las puertas..
Vida eterna para las sabandijas y yo entre ellas, aunque sea , la peor de todas.
Hasta ahora entendí el concepto.. Gini... maravillosa nota, llena de profunda meditación poética... Soy tu fiel admiradora... y además ahora te seguiré en este blog !
ResponderEliminarGracias por compartir algo tan bello
Lisie , hay veces que rechazamos a las personas y hacemos comparaciones para herirla, a mi me paso, me dijeron sabandija, me sentí tan reducida en la escala universal de la creación y las busque en Internet y ahí nació este poema para de alguna forma reivindicarlas y yo poder decir casi orgullosa, si , soy una sabandija...
ResponderEliminarEsa es la verdadera historia y muchísimas
gracias por lo que dices.