Monólogo...
- ¿Por qué no me lo había contado antes?
(...)
-No, lo hubiera entendido.
(...)
-Lo hubiera querido igual
-Y después ...
(...)
- Tampoco sabía eso, debió haberle dolido mucho.
-Siga pero siga contando...
(...)
-No se averguence.
(...)
-¿Nadie lo vio?
(...)
-Ya sé, desahoguese... hágalo... lo necesita...
(...)
La sangre ... si, siga... siga...sus ojos... su sangre salpicada por las paredes.
(...)
-Hay veces que hay que poner la vida por delante y jugársela...
(...)
-No soy quien para juzgarlo.
(...)
-No sé qué hubiera hecho, la sangre siempre me asusta.
(...)
-Nada lo conmovió, sus gritos, sus ruegos, sus quejidos, su... sangre.. sus ojos
¿No se apiadó, entonces?
Si no lo juzgo...
(...)
- Dios nunca aparece...
Nos mira desde lejos y nos juzga y nos condena...
(...)
-Debió de contármelo entonces.
(...)
-¿Nadie se enteró a nadie se lo contó?
¿No ladró la perra de Secundino a los gritos, a los mujidos?
(...)
-Pues si no lo estoy juzgando, saque todo lo que le queda allá dentro... no lo guarde mas.
(...)
- ¿Le hizo semejante confesión... No mostraba arrepentimientos?
(...)
(...)
-Cualquiera en su lugar...Yo hubiera hecho lo mismo.
(...)
- No haga eso...
(...)
- No, no lo haga...
(...)
Los abuelos no lloran.
Autora: georginamiguez@
Epilogo:
Jaime Sabines, Pasa el lunes.
He aquí la verdad: hacer las máscaras,
recitar las voces, elaborar los sueños,
Ponerse el rostro del enamorado,
la cara del que sufre,
la faz del que sonríe,
el día lunes, y el martes, y el mes de marzo
y el año de la solidaridad humana,
y comer a las horas lo mejor que se pueda,
y dormir y ayuntar,
y seguirse entrenando ocultamente para el evento final
del que no habrá testigos.
Jaime Sabines, Pasa el lunes
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