24 de febrero 2019, hoy en la memoria de la patria que sufre y espera por sus hijos.


Jose Marti, el mejor caballero, como dice , no de él de algún amigo, eso lo digo yo y muchos cubanos  en su peregrinar por el mundo, lo repiten, él fue quien nos enseñó el credo del amor y la justicia, a mar a todos los hombres y mujeres de este mundo tan enrarecido por cortinas de odios, traiciones y maldeojos, diria mi padre. El aprendizaje es lento pero se que nos llega en sus versos, sus discursos, sus prosas poeticas, cargadas de sabiduría y de un estilo sin igual en aquellos finales del siglo XIX, que parecían muy ajenos al fervor por las luchas de independencia y nos unió a todos en lo que llamo, la Guerra necesaria, porque si hay guerras necesarias, ahora los venezolanos se debaten en  esta encrucijada de la historia y somos testigos.
 Febrero 24 de 2019, un dia como hoy presente en la memoria de la patria que sufre y espera por sus hijos sus versos indispensables para el recuerdo, su espíritu y su luz para alumbrar la ruta por la que han de ir todos los cubanos, los de allá y los que están repartidos por el mundo.

1_Versos libres.

"Yo soy un hombre sincero"
Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes
y hacia todas partes voy,
arte soy entre las artes
y en los montes, monte soy.

Oculto en mi pecho bravo
la pena que me lo hiere:
el hijo de un pueblo esclavo
vive por él, calla y muere.

Yo he visto al águila herida
volar al azul sereno
y morir en su guarida
la víbora del veneno.

Temblé una vez, en la reja,
a la puerta de la viña
cuando la bárbara abeja
picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
que gocé cual nunca, cuando
la sentencia de mi muerte
leyó el alcaide llorando.

Mírame, madre, y por tu amor no llores,
si esclavo de mi edad y mis doctrinas
tu mártir corazón llené de espinas,
piensa que nacen entre espinas flores.

Un verso forjé
donde crece la luz.
¡Y América y el hombre digno sea!

 Del Diario de Campaña. Cuba, 1995.

Hoy 24 de febrero, no puede faltar el recuerdo a nuestros héroes incansables luchadores por la libertad de la Tierra que nos vio nacer.
En el recuerdo momentos del último Diario de José Martí

Es precisamente en el Diario de Campaña de José Martí donde su estilo llega a su culminación, no porque fuera lo último que escribió el héroe, parece limpiara el texto de ciertos atavíos, las oraciones se acortaron, aparece un lenguaje limpio , trascendental de una modernidad que lo sitúa como un gran transformador de las maneras de decir en nuestra lengua, porque fue un hombre que cambió y se adelanta a muchos escritores, incluyendo a los españoles , a la contemporaneidad que después encontramos en la Generación del 98 en España y qué decir de los modernistas latinoamericanos.

Aquí estos dos fragmentos:

“No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos, no en tinta de academia, sino en mi propia sangre. Lo que aquí doy a ver lo he visto antes (yo lo he visto, yo), y he visto mucho más, que huyó sin darme tiempo a que copiara sus rasgos” (Mis versos en versos libres).

“Día mambí. Salimos a las 5. A la cintura cruzamos el río, y recruzamos por él: bayas altas a la orilla. Luego, a zapato nuevo, bien cargado, la altísima loma, de yaya de hoja fina, majagua de Cuba, y cupey, de piña estrellada. Vemos, acurrucada en un lechero, la primera jutía”.

Nos rompió el día, de Santiago de los Caballeros a la Vega, y era un bien de alma, suave y profundo, aquella claridad. A la vaga luz, de un lado y otro del ancho camino, era toda la naturaleza americana: más gallardos pisaban los caballos en aquella campiña floreciente, corsada de montes a lo lejos, donde el musgo frondoso tiene al pie la espesa caña: el mango estaba en flor, y el naranjo maduro, y una palma caída, con la mucha raíz de hilo que la prende aún a la tierra, y el coco, corvo del peso, de penacho áspero, y el seibo, que en el alto cielo abre los fuertes
brazos, y la palma real. El tabaco se sale por una cerca, y a un arroyo se asoman caimitos y guanábanos. De autoridad y fe se va llenando el pecho (1975, 192).

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