El paraíso tiene varias versiones.... Escoja...
Que hay poetas y poemas que nos dejan sin alientos, es verdad y aquí con este pongo punto final. No sera bueno leerlo de sobremesa, hay mucha verdad acumulada y son lecturas para ciertos momentos y en determinados espacios, digamos en un parque rodeada de animales que te quieren saludar y lo hacen a su manera , yo los entiendo y me siento en el paraíso sin serpiente, ni manzana , ni el tonto de Adán que se dejo seducir por aquella frankisniesca Eva, inventada de una de sus costillas, ¿Sera imbécil este primer habitante del planeta? De ser así no desmiente muchas de mis dudas respecto a los hombres...Amen, Dios me coja confesada. otro amen para las santurronas que me leen...
Nota: Me gusta más el paraíso del Bosco, el pintor medieval, que si tenía los pies bien puestos en el suelo del mundo , por eso escojo sus imágenes para ilustrar y me darán la razón, este pintor es un adelantado, que se lo pregunten a Dalí... Que divertido...
"El paraíso sobre los tejados"
Cesare Pavese.
Será un día tranquilo, con una luz fría
como el sol que levanta o que muere, y el cristal
cerrará el aire sucio del cielo exterior.
Nos despertarán un día, de una vez para siempre,
en la tibieza del último sueño: la sombra
será tal la tibieza. Llenará la habitación,
por el gran ventanal, un cielo aún más grande.
Desde la escalera que se subió un día para siempre
no llegarán más voces ni más rostros muertos.
No será necesario abandonar el lecho.
Sólo el alba entrará en la estancia vacía.
Bastará la ventana para vestirlo todo
de una tranquila claridad, casi como una luz.
Pondrá una sombra pálida sobre el rostro supino.
Los recuerdos serán como grumos de sombra
aplastados igual que vieja brasa
en el camino. El recuerdo será como una llama
que aun hasta ayer mordía los apagados ojos.
Cesare Pavese, poeta y novelista, nació en el pueblo piamontés de Santo Stefano Belbo, Italia. Con seis años pierde a su padre, y desde entonces su vida queda para siempre influida la omnipresencia de su hermana y su madre Consolina, una mujer de fuerte carácter que intenta suplir la figura paterna a base de fuertes dosis de severidad
De costumbres austeras y esquivas, Cesare Pavese nunca tuvo mujer, ni hijos, ni casa. Su vida trascurría entre un cuarto en casa de su hermana casada y la oficina. Su literatura –no apta para frívolos ni indiferentes- está plagada de referencias a la soledad, la familia, el sexo, la mala suerte, el amor, lo desconocido y, sobre todo, la muerte. Agobiado por la depresión y el desengaño, acabó con su vida a los 41 años.
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