El triste final de AGRIPINA, la cotorra de mi hermano.
Les cuento, esto es un cuento que es real que a mi hermano, como al resto de la familia, de los Lima , que somos los que vivimos en Cuba, nos gustan los animales, a mi padre, no tanto les "botaba la mano", así decía y yo para mis adentros, esta hablando gallego, ahora no se si eso era gallego, lo cierto que lo entendíamos y "botar la mano ", significaba acariciarlo y de ahí no pasaba aunque no protestaba ni aun cuando le boto la mano a un perro callejero y tuvo que vacunarse, hasta aquí su historia, pero los hijos si tenemos algunos relatos interesantes con animalitos que conviven en nuestras casas y los nombres que se gastaban.
Para no agobiar con detalles, la cotorrita, la trajo de Jagüey, donde hay muchas y todos felices con la Agripina, pero había un detalle que a casi todos preocupaba y a mi no solo me preocupaba que muchas veces lo dije y se lo dije a los dos ,a mi hermano y a Julia, su esposa de entonces, la nativa como el cariñosamente la llamaba porque era algo indiada, pues bueno, la nativa , tenia una forma muy peculiar de alimentar a su mascota. Le preparaba un sancocho, le metía pan, leche, varias cosas que ahora no recuerdo todo lo que ella creía la podía alimentar y poner robusta, y la pobre Agripinita, cada día para atrás... más p´á atrás... Cuántas veces habrá pensado la infeliz cotorrita, cuando todavía no era Agripina, en lo feliz que seria comiendo sus ricos gusanos, semillitas, granitos de arroz, migas de pan, cuando no tenía amos y era libre
Yo, después que la vi varias veces, cuando empezaba a alimentarla y mostré mi inconformidad con aquello, me levantaba y me iba. A la cotorrita, una teoría de ella , que nunca la creí muy lista, había que darle la comida hirviendo, la cogía por el cuellito verde, le abría el pico y zas, una cucharada de aquello hirviendo.
Todos estuvimos de acuerdo en que su muerte fue a consecuencia de eso, de tanto quererla, la mató y le sancochó el tuvo digestivo y el estómago a la linda Agripina, porque, eso si, siempre fue muy bonita , la infeliz que muchos tragos calientes tuvo que soportar.
Cuando la infeliz murió, la trajeron para mi patio y allí mi hermano , la enterró, con algunas lágrimas y rezos.
Allí, reposan sus huesitos y los de Miguelito, el gorrioncito que mi hermano tenia en una jaula y duró muchos años, los de nuestras mascotas, entre ella la Wacha, de mi hermana, que murió diabética extrañando a sus amos,que bien consentida estaba Wachi como cariñosamente la llamábamos, aunque el nombre original era el de QUASIMODA. porque no era muy agraciada aunque con el buen trato y la mejor alimentación, mejoro mucho, ella era sobreviviente de un fuego provocado, cuando estaba parida para sacarla o fue cosa de muchachos o de alguien sin corazón, mis hijos la recogieron y se quedo en casa, despues mi hermana la cuido hasta que salio de Cuba. Era un angel colado, no alada.
La lista de los mios seria mas larga, era su casa y allí vivieron, aunque algunos salian y daban sus vueltas entre ellos, el perro Papucho, conocido por todos los alameños porque no le quedó ni un rincón por recorrer , hasta la playa , donde era frecuente verlo dándose un baño y a la casa venían a avisarme y yo les decía, si nada mejor que ustedes y regresaba el Papucho y se tiraba en el portal , hasta que Jose le abría la puerta cuando dormiamos, eso lo supe despues, que conste y ahi se quedo y un buen dia, desaparecio.
Vamos a ver si la memoria no me falla, eran tantos, mi Dulcinea, una muerte trágica, la arrolló un camello, Negrita, Negrito, NT, Blanquita, San Galeton, Vania, y otros, que despues pondre...
Y colorín , colorado , ya este cuento se ha acabado y el tuyo , no ha comenzado ¡¡¡
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