El ensayo de Lezama Lima “Confluencias” (1968), donde el poeta deja plasmados sus credos poéticos,



           Con el comienzo del nuevo año, elaboro mil promesas, algunas cumplo y otras las dejo para el próximo para no perder mis manías, ésta se me presento hace unos días
Y hoy cumplo con una a comienzos del 20-20 y se trata de Lezama Lima, hace días leo un articulo que trata de la relación del poeta con la escritora española Maria Zambrano, sus correspondencias y un ensayo de Lezama, publicado en el 68 pero dado ala luz en 1978, después de su muerte. Sabia de la amistad de los escritores y de los viajes de la Zambrano a Cuba, donde fue y es muy conocida y admirada, se carteaban, y tendré días para su lectura y se las voy a ir poniendo como pedazos de la vida de este escritor tan importante en nuestras letras. Los que pasen por aquí, sé que algunos se van a engolosinar con estos dos, les advierto son profundos y filosóficos  pero para no alamarmarse , yo pude con ellos y ustedes mis queridos lectores  tal vez ni lo digan, también.

Jose Lezama Lima y Maria Zambrano

     Comienzo con un texto de María Zambrano, "La Cuba secreta" y otros ensayos por una carta que dirige a la viuda de Lezama, es 1978  Lezama había muerto y se supone que dejó manuscritos y poemas sin publicar, cosa que ocurre en la vida de los escritores y es precisamente cuando lee por primera vez el ensayo de Lezama “Confluencias” (1968) pero no vuelto a publicar mas , estaba guardado y Maria Zambrano lo saca a la luz y es precisamente es en ese ensayo  donde mas nitidamente el poeta deja plasmados sus credos poéticos.

                                                                                      
"La razón en la sombra" es una antología donde la española hace estas revelaciones y revela el origen de aquel poema, “Rapsodia para el mulo” el secreto de su poesía, y que muchos años después, en 1978, cuando lee por primera vez el ensayo de Lezama “Confluencias” (1968) y María Zambrano le expresa a su viuda, María Luisa Bautista que encontró “un texto prodigioso de Lezama, ‘Confluencias’, "que releí pasmada, anotándolo todo y otro titulado “El pabellón del vacío”, por cierto el último poema que escribiera Lezama, le dirá también a  que “yo no puedo verle desaparecer en el hueco del Tokonoma ( 1) sino atravesándolo como cuerpo sutil, luminoso, dotado de verdadera vida”. Y se verá después, se puede establecer una analogía con “el mar en llamas” que hay que atravesar... Pero acaso lo más profundo que escribió sobre su amigo, y que nos vuelve a llevar al territorio de lo sagrado, se lo pudo decir a él mismo en carta fechada un significativo año antes de su muerte, en 1975: “Tuvo Ud. siempre la virtud de que los ínferos, lo de abajo, lo que queda, aparezca salvado sin dejar de ser”, suerte de una síntesis de su razón poética que  el llama el sacrificio órfico el tema central de la poesía de Lezama en “La Cuba secreta” (1948):

Según la española: "La poesía de Lezama me pareció siempre vivir en estado más que de gracia, de sacrificio; único estado en que el alma que contrae a diario nupcias con la realidad se mantiene intacta. (...) La poesía permanece en lo sagrado y por ello requiere, exige, estado de permanente sacrificio. el sacrificio es la forma primera de captación de la realidad. Mas, tratándose de la poesía, la captación es un adentramiento, una penetración en lo todavía informe. (...) La palabra poética es acción que libera al par las formas encerradas en el sueño de la materia y el soplo dormido en el corazón del hombre. (...) La poesía (...) se alimenta del mundo de los sentidos, buscando en la “fysis” su metafísica: la metafísica del ser viviente, en el latido de cada uno de sus instantes, sin identidad. No es la transparencia –condición de la identidad- el imán de la poesía, sino ese otro indefinible género de unidad obscura y palpitante. La poesía atraviesa, sí, la zona de los sentidos, mas para llegar a sumergirse en el obscuro abismo que los sustenta. Antes de que le sea permitido ascender al mundo de las formas idénticas en la luz, ha de descender a los infiernos, de donde Orfeo la rescató dejándola a medias prisionera. Y así la poesía habitará como verdadera intermediaria en el obscuro mundo infernal y en el de la luz, donde las formas aparecen. No de otro modo, atravesando la superficie de los sentidos, la poesía de Lezama nos conduce a las “obscuras cavernas del sentido” donde las imágenes, la metáfora no son decadencia de los conceptos, remedo de la poesía. Allí la imagen es la virgen aun no presentada a la luz y la metáfora tiene, a veces, fuerza de juro. “Rapsodia para el mulo” nos parece encerrar en lo posible el secreto de su poesía; la definición más clara de su acción, que brota más luminosa en poemas tales como “Noche insular: jardines invisibles”.

Existe otro texto escrito en Cuba, anterior a “La Cuba secreta” (1948), continua la Zambrano, gran conocedora de la obra del cubano, donde se establece la relación de la poesía con lo sagrado. Me refiero a “Apuntes sobre el tiempo y la poesía, publicado en Poeta, en 1942. Dice allí: “La poesía primera que nos es dado conocer es lenguaje sagrado, más bien el lenguaje propio de un período sagrado anterior a la historia, verdadera prehistoria”. Hay, sin embargo, un momento que nos inquieta mucho, porque parece ser la explicación indirecta de lo que le sobrevendrá a ella misma en Cuba, cuando la siente como una patria pre-natal. Se está refiriendo a espacios, “zonas de una realidad hasta entonces oculta, velada”, y que “cuando se abren han de ser sentidos no como conquistados sino como recuperados, puesto que se ha vivido con la angustia de su ausencia; la nostalgia de lo que nunca se ha tenido hace sentir cuando al fin se goza, como un volver a tenerlo”. Luego precisará que, aunque ese espacio pueda ser confundido con el de la infancia, el verdadero poeta, a lo Rimbaud, sabe “que su nostalgia es de un tiempo anterior a todo tiempo vivido y su afán por la palabra, afán de devolverle su perdida inocencia”. Ya ella había afirmado, en Filosofía y poesía, que “poesía es sentir las cosas en status nacens”. Y Lezama, refiere que “el poeta es el testigo –único que se conoce- del acto inocente de nacer”, de donde se deriva ese pensamiento tan consustancial a ambos sobre la resurrección, sobre volver a nacer. Ese Incipit vita nova dantesco que resuena en Claros del bosque como una profecía o en su último prólogo de 1987 a Persona y democracia. Es curioso, asimismo, que hable también de “la inocencia perdida sin compensación”, a lo que Lezama había aludido también en sus versos famosos: “el pecado sin culpa, eterna pena...”. Luego, discurre sobre el tiempo ido, y dice que “La poesía lo llora; ...
El texto es mas extenso, no quiero agobiar al lector , lo que si les aseguro que es una forma mas de conocer y penetrar el mundo de Lezama por personas que lo conocieron y desmembraron sus obra para ofrecérnosla limpia en toda su majestad..

1 - Se trata de las tiendas bonsai  en una calle de Barcelona que lleva ese nombre Tokonoma.

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